Edwin Jáuregui: "Empecé haciendo cremoladas en el garaje de mi casa".
Edwin Jáuregui: "Empecé haciendo cremoladas en el garaje de mi casa".

Por: Katty Gines

Las cremoladas son, sin duda, una buena alternativa para aplacar este insoportable calor y, además, es el negocio más rentable en esta época del año. Eso lo sabe muy bien Edwin Jáuregui, quien empezó haciendo hace 28 años en el garaje de su casa y combatiendo los avatares de la escasez y los cortes de luz durante el terrorismo. Hoy, su marca ‘Yayo’ cuenta con cuatro locales, puntos de venta en Jesús María, Callao, Los Olivos, y se prepara para ingresar a provincias. Sin duda, un que hay que conocer. Empecemos.

Empezaste cuando el país atravesaba la peor época del terrorismo, ¿qué te motivó a emprender?

Lo hice por necesidad, era la época del terrorismo y la situación cada día se complicaba más, hubo recesión y mis padres se quedaron sin trabajo, así que yo tenía que buscar los medios para solventar mis estudios, comprar mis libros, mi alimentación, pasajes y otros.

¿Cómo aprendiste a hacer cremoladas?

Tenía unos amigos que las hacían, pero eran diferentes, eran como refrescos, así que decidí prepararlas yo, por ello experimenté hasta llegar al punto perfecto.

¿Con cuánto capital empezaste?

Empecé haciéndolas en el garaje de mi casa, las congelaba en la refrigeradora de mi mamá y de mi vecina, luego tuve una sola congeladora, mi familia me prestó 500 dólares. A la semana me compré otra congeladora y así fuimos creciendo.

¿Qué fue lo más difícil al inicio?

Con el terrorismo había apagones y escasez de algunos productos, fue muy complicado sacar un negocio como este, pero yo hice un cronograma de las fechas de los cortes de luz de las zonas, y me iba a la casa de un familiar para congelar mis cremoladas. Fue muy laborioso, pero la persistencia me ayudó a superar todo esto.

¿Qué sabores vendías al inicio?

Fresa, lúcuma, guanábana y piña. Ahora supero los 50 sabores, la cremolada es arte y creatividad, la última vez hice una a base de eucalipto, también de hierbaluisa, maca, quinua y otras.

¿Es verdad que bautizaron a tu negocio como ‘la botica del sabor’?

Sí, porque trabajo con frutas de la costa, sierra y selva que tienen propiedades buenas para la salud. A veces los clientes me preguntan qué deben tomar para su malestar.

¿Por qué Yayo?

Cuando era pequeño fui muy travieso y me hacía muchas heridas de las caídas, mi hermana no podía pronunciar bien la palabra ‘yaya’ y me decía ‘yayo’, por eso que decidí ponerle así, porque era algo que me identificaba.

¿Cómo promocionas tus productos?

La mejor promoción es el boca a boca, tengo la suerte de que este negocio es el preferido de la gente que siempre lo busca.

Te hiciste más conocido cuando fuiste a Mistura…

Es verdad, estuve en dos ediciones y mi stand fue uno de los más visitados, eso me ayudó mucho.

¿Qué te dijo Gastón Acurio cuando las saboreó?

¡Le encantó! Además su cara lo dijo todo, porque tiene un gesto peculiar que conocemos cuando algo realmente le gusta (risas).

¿De dónde son tus insumos?

Los traigo del mercado mayorista de San Luis.

¿Cómo es tu control de calidad?

Contamos con una planta de producción que está en Breña, ahí se hace el lavado de las frutas, la pasteurización, la preparación y el producto final.

¿Cuántos locales tienes?

Tenemos 4 establecimientos y puntos de venta en Los Olivos, Callao y Jesús María.

¿Qué planes tienes para este año?

Mi idea es seguir creciendo, tengo un proyecto para ingresar a provincias.

¿Cuáles son los sabores que tienen más demanda?

Los más preferidos son lúcuma con leche, coco con leche, aguaymanto, aguaje y camu camu.

¿Y qué haces en invierno?

Vendo cremoladas, hoy el consumo ha crecido mucho, es que las hago bien cremosas por la pulpa de frutas.

¿Cuántas vendes al día?

Un día normal vendemos de dos a tres mil, pero los días fuertes llegamos a 4 mil en un solo local.

¿Qué consejo le darías a los emprendedores?

Esto es una buena alternativa de negocio para el verano, es sencillo y fácil de hacer, no requiere de mucha inversión. Empecé con un capital mínimo y poco a poco fui creciendo. Es cuestión de tomar una decisión. Somos un país de una diversidad de frutas, el concepto de cremoladas es un jugo de frutas llevado a la congeladora y un batido, no es nada del otro mundo, ya ustedes le ponen su característica.

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