Al cumplir los 51 años, la señora Blanca Véliz volvió a las aulas de la universidad para terminar la carrera de Arquitectura, que la había postergado para criar a sus hijos. Los recuerdos de la infancia de cuando iba al mercado con sus padres a tomarse unos jugos, la motivaron a cumplir el sueño de crear ‘’, una de las juguerías más conocidas. Ella, junto a su hija y su nuera, supervisa cada detalle, además visita el ‘Mercado de Frutas’ y ‘Yerbateros’ para traer los insumos más frescos para sus clientes. Aquí su historia.

Señora Blanca, ¿es verdad que ‘La Gran Fruta’ se inspira en las clásicas juguerías del mercado?
Sí, es verdad. Yo de niña iba al mercado y tomaba mis jugos, y de grande iba por mis ensaladas, la fruta siempre estuvo presente en mi vida.

¿A qué tipo de público se dirige?
A los jóvenes, mi esposo tenía un estudio en Las Begonias y cuando mis hijos iban a practicar ahí no tenían qué comer, había mucha chatarra, así que por eso pensé en comida sana.

¿Qué quiere transmitir con este concepto a sus clientes?
Comida sana, fresca, del día.

¿Cómo es el control de calidad?
Esto es familiar, nosotros visitamos las tiendas todos los días y estamos probando los productos. Mi hija y mi nuera estamos pendientes que salga igual y bueno.

Hubo un momento en que ustedes se alejaron del negocio…
Estuvimos con una asesoría, estábamos un poco alejados y perdió la calidez, hemos retomado el sentimiento familiar.

¿De qué manera se involucra?
Yo misma entro a la cocina para enseñarles cómo se hace mi asado de pejerrey que es el más rico, cuando no hay gente pelamos las frutas, aquí todos apoyan.

¿Cómo nació la idea de crear todo esto?
Cuando viajé a Londres a ver a mi hijo, vi una cadena de comida saludable, ya en Lima iba con mi esposo iba a Las Delicias, en Miraflores, para tomar jugos, y un día Andrés, que era el juguero, nos contó que había renunciado y decidimos unirnos para crear ‘La Gran Fruta’ porque era mi sueño, mis mejores amigas se hicieron cargo de cada local y esto fue un éxito.

¿Alguna vez pensó en el fracaso?
No, siempre veíamos opciones de negocio. Mi esposo me decía que de abogado y yo de arquitecta no íbamos a vivir. Lo conocí en la Villarreal, me casé, dejé de estudiar para criar a mis hijos y luego retomé mis estudios.

¿Qué no debe hacer un al inicio?
Tiene que juntar sol a sol, ponerle mucho valor humano, no pensar en que vas a ganar plata, hay que disfrutar lo que haces para que esto sea un éxito.

¿Cómo fideliza a su público?
Es un buen producto, les damos calidad y cantidad, es algo casero, muy familiar.

¿Cuáles son los meses de mayor venta?
Los de verano.

¿Qué es lo que más pide la gente?
Los jugos, el yogur frutado, y las ensaladas de frutas que son excepcionales.

¿En qué se diferencia de la competencia?
La mayoría de juguerías hacen con frutas congeladas, porque salen a cuenta o estandarizan el jamón, nosotros decimos: sirvan bien, porque en ‘La Gran Fruta’ todo es grande.

¿Qué piensa cada mañana al levantarse?
Tengo que estar bien con mis proveedores, que estén contentos para poder trabajar y tener todo.

¿Qué es el cliente?
Es el que me da de comer, que estén contentos, bien atendidos.

¿De dónde trae sus insumos?
Del ‘Mercado de Frutas’, las carnes en ‘Yerbateros’.

¿Qué se viene?
Tenemos que variar el concepto, poner ‘La Gran Fruta’ más chicas, más cálidas.

Terminó la carrera después de los 50 años, ¿qué le diría a las mujeres?
Cuando mis hijos estaban bien encaminados, seguí mi carrera, no podemos dejar de estudiar, nos da más vitalidad, energía, eso es importante. Uno no debe dejar de caminar.

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