'Balerinas y más', el negocio de éxito de Ana Cornejo
'Balerinas y más', el negocio de éxito de Ana Cornejo

Ana Cornejo estudiaba arquitectura cuando se casó y salió embarazada. Durante el tiempo que estuvo en el hogar se le ocurrió traer zapatos de Trujillo para venderlos por redes sociales y la demanda fue creciendo.

‘Balerinas y más’ ya tiene cuatro años en el mercado, cuenta con su propio taller de producción donde se diseñan calzados con cuero vegano, la venta online es su fuerte y también ha abierto su tienda para abastecer a sus distribuidoras.

Estudiabas arquitectura, ¿cómo así inicias un negocio con zapatos?
Estudié en la UPC, me casé a mitad de carrera y salí embarazada, es ahí donde tengo tiempo libre y necesitaba hacer algo para generar ingresos. Me quedaba con mi bebé y era un poco frustrante estar todo el día en casa luego de haber estudiado. Me gustaba dibujar y diseñar, pero no tenía los ingresos para producir, así que me comuniqué con mi prima en Trujillo para que me mande 10 pares de zapatos. Se vendieron todos, luego compre 20 más y vi que era un buen negocio. Creé la página en el Facebook para tener más llegada.

Emprende Trome

¿Cuánto fue tu inversión al inicio?
Compré 10 pares de zapatos y cada uno costó 20 soles, invertí 200 soles.

El mercado del calzado es grande en el Perú, ¿cómo te diferencias de los demás?
Tenemos tres pilares, encontré el cuero vegano, 70% microfibra y 30% sintético, que me ayudaban a tener el estilo que quería y no produce daño en el pie. Tengo mi taller donde laboran en buenas condiciones, pago horas justas sin explotación infantil y fomento la donación de zapatos...

¿Llevaste cursos para manejar mejor tu negocio?
Sí, me metí en todo el proceso de diseño de calzado.
¿Qué puedes rescatar de todos tus años de experiencia?
Me encanta que las personas entiendan nuestro concepto del cuidado del medio ambiente, de no maltratar a los animales y de donar para ayudar a los demás.

Dices que la innovación y la iniciativa generan miedo, ¿aún lo tienes?
Siempre tengo miedo, cuando hago campañas, cuando lanzamos un producto nuevo, un nuevo mes, pero lo bueno es que esos miedos nos ayudan a seguir y es gratificante cuando los vencemos.

¿Quiénes fueron tus primeros clientes?
Mi mamá y mi suegra, ellas muy emocionadas por el tema de que iniciaba algo mío.

Empezaste en redes sociales, ¿por qué te animaste por la tienda física?
Pensando en las distribuidoras mujeres que tuvieron la misma situación de estar en casa con sus hijos. Ellas necesitaban un espacio para probarse los modelos, llevar a sus clientas. Antes todo era digital y este espacio les facilita.

Tu esposo es de gran ayuda, ¿cómo se distribuyen los roles y cómo resuelven sus diferencias?
Él estudió administración y se especializó en marketing para ayudarme. Al inicio me tomaba las fotos porque no teníamos para pagar una sesión fotográfica, repartíamos los pedidos junto a nuestros hijos. Él ve ahora las campañas y tratamos de no mezclar la vida familiar con el negocio.

¿Cómo es el control de calidad de sus productos?
Hay una persona en la fábrica que supervisa, también lo veo yo y en la oficina.

¿Cuántos pares de zapatos venden al mes?
Unos mil.

¿Llegan a todo el Perú?
Sí, llegamos a todo el Perú a través de Olva.

¿Por qué ‘Balerinas y más’?
Cuando empecé no sabía qué nombre ponerle, como compré balerinas le puse así, pero ya con el tiempo fabricamos Oxford, zapatillas, mocasines, sandalias, alpargatas.

¿Qué errores no volverías a cometer?
Todos los errores nos han servido de gran lección, pero un error sería el personal, porque hay gente que no se pone la camiseta y creía que este emprendimiento no crecería, y se pierde el tiempo.

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