Por: Katty Gines

“Las prendas son hechas con amor y perdurarán más allá de la vida”, es una de las frases de Qarla Quispe, quien a sus 32 años, ha logrado reivindicar la cultura popular a través de sus polleras, que se lucen en las calles de Lima, así como también en Europa, Estados Unidos, Beirut y Asia. Qarla es hija de padre canteño y de madre arequipeña, vivió en Comas toda su vida, pero se confiesa huancaína de corazón. Ella conversó con .

Tienes una propuesta diferente, ¿en qué te has inspirado?

Nace de una tarea de la Escuela de Bellas Artes, donde tenía una propuesta de dibujo, y quise hacerlo sobre un formato que es utilizado en muchas provincias. Se trata de trasladar historias personales de diseño popular en esta prenda de bagaje cultural, que es la pollera, me apropio de ella para plasmar a través de técnicas modernas: serigrafía, sublimado, xilografía, historias mías.

¿Cómo es que una tarea se convierte en un pequeño negocio?

Mis amigas vieron mi trabajo y empezaron a hacerme pedidos, y es así como empiezo.

En una entrevista cuentas que tu mamá te motivó a seguir este camino, ¿qué fue lo que te dijo?

Para empezar, ella me daba la inversión, pues en ese entonces yo estudiaba y trabajaba, pero no me alcanzaba para comprar los materiales. Ella me decía que no haga caso a la gente y que siga. Yo usaba mis faldas, pero ella tuvo miedo de que me discriminen, y seguí usándolas, hasta que vio que no pasaba nada, ahora mi madre las usa más que yo y hasta va a sus reuniones con las polleras.

¿Con cuánta inversión iniciaste?

Con cero inversión, todo era reciclado, tenía las telas más baratas, yo misma hacía la serigrafía y cosía. La inversión más alta fue presentar mi tesis con un trabajo, que fue un cuarto entero de polleras, tuve 12 de nota y eso me desmotivó.

¿Con ese resultado de tu tesis pensaste abandonar tu sueño?

Pensé que no era lo mío, desarmé la exhibición y me fui a una feria de Barranco, y una diseñadora argentina me compró todas las polleras, esa fue mi inversión semilla, y supe que lo que hacía estaba por buen camino.

¿Por qué dices que eres huancaína de corazón?

No conozco personalmente a mi abuelo y lo fui a buscar a Huancayo, cuando llegué me encontré con la fiesta del ‘Tayta Shanty’ o ‘Fiesta del Patrón Santiago’, vi tres mil polleras, con tres mil diseños hermosos. Mi abuelo tenía una calle con su nombre, y me encariñé tanto con el lugar que me siento huancaína.

¿Cuál es tu público objetivo?

Me gustan los niños, hago prendas para niñas, tengo el objetivo de satisfacer las necesidades a diferentes personas, pero algo que marca mi propuesta son mujeres con actitud.

Estas faldas no son nada comunes, ¿cómo las recibió el público limeño?

Fue otro reto, en Barranco muy bien, porque el arte abunda. Cuando después de dos años y medio llegué a Miraflores, tuve gran aceptación. Aquí valoran el arte.

¿A dónde han llegado tus diseños?

Sri Lanka, Beirut, India, Jordania, Francia, Italia, España, Chile, Argentina y Ecuador.

¿Qué significan las polleras para ti?

Es arte, una reivindicación a esta prenda que me caló mucho, porque una amiga escondía a su madre porque usaba pollera, y un poco fue por eso, el tema de discriminación, orgullo, identidad, usando esta prenda reivindicas a tu abuela que vino a Lima para sacarse el ancho.

¿Qué mensajes buscas transmitir con esta prenda?

Perseverancia, humildad, de que se pueden concretar todos tus sueños y de que puedes vivir de lo que te gusta.

¿Cuántas personas trabajan contigo?

Tres personas, una en ventas, producción y diseño.

¿Por qué Warmichic?

Warmi mujer, chic elegante. Es una fusión de llevar el arte popular a un nivel, son prendas hermosas hechas a mano.

¿Qué tipo de telas usas?

Raso grueso, semibrillante, podesua. Les da una ambigüedad de ser elegante, y que también se puede usar a diario.

¿Dónde las vendes?

En Larco, Miraflores y en Comas.

¿Te promocionas en redes?

En Pinterest, Instagram y Facebook.

¿Son caras tus polleras?

No, son accesibles, porque la idea es masificar las prendas y puedan convertirse en algo emblemático de nuestro país.

¿Qué países del extranjero piden más tu trabajo?


Estados Unidos y en Francia, ahí hay una tienda, ‘La Cholita’, que es de una peruana.

¿Qué consejo darías a los emprendedores?

No se desanimen, nada es fácil, todo cuesta, todo se vence con perseverancia, pueden ver que a través de mí pueden encontrar un apoyo, y búsquenme, me gusta mucho los emprendimientos.

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