Viviana Rivasplata nos cuenta, en este Día de la Madre, su experiencia. (A. Paredes)
Viviana Rivasplata

es feliz al lado del pequeño amor de su vida. Patrick (3 años), fruto de su amor con su pareja Bruce, es el dueño de sus sonrisas y de sus sueños. La integrante de ‘El gran show’ confiesa que su hijo es su pequeño milagro, ya que después de muchos intentos, por fin quedó embarazada.

¿Cómo te cambió la vida la llegada de Patrick?
Mucho. El ser madre era una ilusión bastante grande para mí y, como muchas saben, tuve varios intentos fallidos, perdí algunos bebés también y, bueno, ya me había resignado de alguna manera. Entonces, la llegada de Patrick fue como un milagro. No lo esperaba, fue sorpresivo y una bendición gigante. Ahora él es núcleo de mi familia, de mi relación. Todo gira en torno a él, nuestra dedicación y amor se vieron multiplicados por su llegada. A mí me cambió la vida radicalmente. Ser madre es lindo, es una labor maravillosa. Soy feliz de que sea ese angelito que llegó a nuestras vidas.

Me imagino que tus prioridades ahora son otras.
Antes yo viajaba bastante porque mi trabajo es la moda. Ahora, ya no me provoca salir sin él, los fines de semana la pasamos en casa con mi hijo o vemos qué hacemos para que él se divierta porque los otros días, ambos trabajamos. Pero siempre me doy mi tiempo, digamos que tengo tres días en la semana que no voy a la oficina, en la tarde, para estar con mi hijo y el fin de semana es totalmente para él, es importante darle tiempo.

Dicen que las madres que trabajan sienten una culpa por dejarlos solos.
Sí, de hecho cuando trabajaba en las noches me reclamaba. Al principio dije ‘no se va a dar cuenta porque a esa hora ya está dormido’, pero sí se daba cuenta y empezó a quedarse despierto, me pedía que me quede en casa, que no vaya a trabajar. Me dolió mucho cuando el año pasado le preguntaron ‘qué te hace feliz, qué te pone triste’ y muchas cosas más. Cuando le preguntaron ‘qué le da tristeza’, dijo ‘que mi mamá vaya a trabajar’. Me mató, ja, ja, ja... dije ‘ya no más trabajo de noche’. Había que poner un alto y darle tiempo a él, la calidad no es suficiente, hay que darle cantidad también...

¿Cómo definirías a Patrick?
Es bien cariñoso, es muy intrépido, superexplorador, deportista, él dice que es buenísimo para correr tabla, obviamente no lo dejamos meterse mucho, en la orillita ahí cerca nomás... pero es un chiquito que también aprende mucho de la naturaleza, le encantan las plantas, la playa, el mar. Lo estamos criando como nosotros hemos crecido. Yo soy una chica de playa y mi esposo igual y a él también en los veranos nos lo llevamos a la playa, siempre estamos en Pimentel (Chiclayo) o en California (Estados Unidos). Ama el mar y le gusta estar con sus papás, le gusta que estemos los dos juntos. Cuando estamos echados en la cama con él en el medio, nos abraza y dice ‘qué linda familia tenemos’.

Entonces, valora la vida familiar, a sus padres juntos, jugamos mucho con él, es importante estar con los niños y eso es lo que hacemos.

¿Eres de las mamás engreidoras?
Yo sí... ahí la mano dura la pone el papá (risas), a mí me maneja como se le da la gana, me tiene a su antojo. Mi mamá me dice que hace lo que quiere conmigo. Trato de ser estricta con él, poner ciertos límites, pero, básicamente, a quien escucha a la primera es al papá... no lo voy negar.

¿Han pensando en ampliar la familia?
Para mí, la verdad, es un milagro tener a mi hijo porque tengo temas (de salud) que no habíamos detectado antes, es por eso que tuve muchas pérdidas y finalmente, sin un tratamiento, mi hijo llegó como un milagro, fue una sorpresa el embarazo. Patrick nació a los 7 meses y medio, no culminó el tiempo que debía estar en la barriga, pero nació perfecto, no necesitó incubadora. Me gustaría tener cuatro hijos, pero no sé si se podrá, la verdad, es bien difícil. Bueno, lo que Dios me mande. Ya me mandó a mi hijo y estoy más que agradecida de tenerlo.

¿Qué mensaje le darías a las madres en su día?
Que luchen por sus pequeños, que les den el tiempo, que los escuchen, jueguen con ellos, denles cariño, estabilidad. Lo importante es criarlos con amor.

(Milagros Casas)

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