Una investigación publicada en el diario El Foco relata los testimonios de sus víctimas, en su mayoría alumnas y actrices jóvenes, a quienes coaccionó gracias a su poder en la industria cinematográfica limeña.

“Me preguntó primero de qué color era mi calzón y luego qué tipo de calzón estaba usando”, menciona una de las denunciantes. Tenía 20 años y era alumna de la Universidad de Ciencias y Artes de América Latina (UCAL), donde Frank Pérez-Garland, quien tenía 42 años, dictaba el curso de narrativa audiovisual. El hecho sucedió en 2016.

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MI PROBLEMA CON LAS MUJERES

Los 12 testimonios que recopila la periodista Milagros Olivera Noriega muestran el método que utilizaba Frank Pérez-Garland para acosar y hostigar a alumnas y actrices abusando de su poder en una industria que concentra el poder en pocas manos. “Empezó a pedirme fotos. Me pedía fotos de mis piernas, me decía que estaba en deuda, que estaba en deuda con él, porque, claro, se refería a que tenía trabajo en cine gracias a él”, comenta una de las denunciantes.

Frank Pérez-Garland era el director favorito de la archiconocida productora Tondero, también ha participado como jurado en DAFO, la Dirección del audiovisual y la fonografía en los nuevos medios del Ministerio de Cultura, desde ahí también le cerró espacios laborales a las chicas que se negaban a acceder a su acoso y hostigamiento.

Gracias a su prestigio ingresó al aula de varias instituciones educativas con el beneplácito de los directores de carrera, quienes al parecer no estaban muy atentos a las tareas que dejaba en clase. Una de estas era que los alumnos escribieran un listado de cosas que les causan excitación. El director afirmaba que esto les iba a permitir desarrollar mejor el guión para sus cortometrajes. Además, les exigió que visitarán su casa para que revisaran la lista juntos. Les advirtió que si no iban reprobaban el curso.

“El tema en sí es la frustración y la confianza que una mujer pierde por este control, por este trabajo psicológico y estas calificaciones que no son de manera racional. Son calificaciones que te derrumban porque no has entregado tu cuerpo, porque no has seguido juegos sexuales, porque no has seguido a los jileos”, menciona una de las denunciantes.

REPRODUCTORES DE IMPUNIDAD

Los centros educativos donde dictó clases son el Instituto de Educación Superior Toulouse Lautrec, la Universidad de Ciencias y Artes de América Latina (UCAL), y la Escuela de Cine y Artes Visuales de Lima (EPIC). De la última escuela salió porque dos alumnas lo denunciaron, sin embargo, la escuela no informó sobre la denuncia. Lo que generó que el cineasta fuera contratado en otros centros educativos, desde donde volvió a someter a otras jóvenes al acoso y al hostigamiento.

“A ese señor no lo pueden solo despedir. Ante la toma de conocimiento de este tipo de conductas, no es que “bueno, entonces ya no queremos contar con tus servicios”. Sino que el vínculo contractual se tiene que quebrar por una sanción, no simplemente por un despido o por dejar de contar con sus servicios o no renovarle el contrato. Esto es importante decirlo, porque no es lo mismo salir porque se terminó mi contrato o porque terminó el ciclo, a salir con una sanción que refleja, además, este acoso sexual que denuncian las chicas”, indica Cynthia Silva, docente en temas de género y derecho penal entrevistada para el mencionado informe.


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