Gisela Valcárcel ya tiene tres décadas en nuestras pantallas. (M. Palomo)
Gisela Valcárcel

nos recibe en su productora, en Lince, y saluda de lejos. Está corriendo rumbo a su oficina para ponerse el vestido que lucirá en la sesión de fotos. Al verla en ese trajín, recuerdo la primera vez que la entrevisté en el camerino de Panamericana Televisión. Era el cuarto año de ‘Aló Gisela’ y apurada se retocaba luego de grabar, por siete horas, la nueva presentación de su programa, con el que debutó un 28 de octubre de 1987.

Gisela Valcárcel que acaba de cumplir 30 años en la televisión, no ha bajado el telón, continúa arriba porque sus ‘ganas’ de entretener al público siguen intactas. Su vida profesional y sentimental, durante este tiempo, ha sido un libro abierto para sus ‘señitos’. Sufrió mucho, alcanzó el éxito, la fama la confundió, amó, se casó y divorció, fue abuela y, en esos altibajos, jamás dejó de creer en sus sueños.

Gisela, 30 años en la televisión, ¿continúas igual de apasionada como cuando empezaste?
Primero, quiero decir que estoy agradecida con todo lo que me ha dado la vida y segundo, creo que si uno siente que no es lo tuyo, entonces no va, pero si te apasionas y te resulta simpático, es porque no te equivocaste.

¿Por qué no celebras estos 30 años?
Porque me paralizo cuando me hacen este tipo de celebraciones y además, he recibido tanto del público, al que le agradezco infinitamente, que siento que debo hacer más para retribuírselo y seguro que Dios me dará la oportunidad para hacerlo.

Pero el viernes , que te dio una ‘pataleta’ porque habías solicitado un helicóptero para la celebración y, como no te lo dieron, .
Ja, ja, ja, estoy muy contenta en América, pero qué puedo hacer... Me siento agradecida por todas las muestras de cariño que he recibido del canal, de mis seguidores en las redes sociales. He leído sus mensajes, son maravillosos (se emociona). No sé cómo describir lo que siente mi corazón.

Durante todo este tiempo en la TV, supongo que lidiaste con muchas cosas...
Definitivamente fue conmigo misma, porque en algún momento me desanimé. En algún momento sufrí tanto por las críticas. Lidié con Gisela mamá, al entender que me quedaba poco tiempo para dedicarle a Ethel, tuve que batallar con Gisela y sus amigos. Yo quería reunirme con ellos, pero esto vino de un día para otro y traía reglas, entonces decidí dejar todo atrás y seguir...

¿Cuánto tiempo seguirás? ¿Habrá una pausa o estarás detrás de cámaras en el futuro?
He persistido en conducir programas porque siento que aún puedo. Siempre me pregunto cómo lo están haciendo las conductoras aquí y también cómo lo hacen Tinelli, Susana Giménez, Oprah, y veo que lo estoy haciendo bien, que tengo ganas. Por eso sigo y ya cuando sienta que no, daré un paso al costado.

Dices que batallaste con muchas cosas, ¿eso fue por un largo periodo?
Cuando tenía ‘Aló Gisela’, había una novela que se llamaba ‘La leona de dos mundos’, así me sentía, porque al terminar el programa sabía que iba a sacarme ese hermoso vestido de Norka y luego ponerme mis jeans, zapatillas y agarrar mi bicicleta para irme hasta mi casa, porque no tenía plata para el taxi. Esto se agudizó cuando el canal me pide mudarme, entendí que era un regalo, pero a la vez me estaban apartando de mi mundo, de mi barrio, empecé a extrañar a mis amigos, mi chanfainita de la esquina y mis anticuchos de Breña. Fue duro, lloraba y me sentí así, como la leona de dos mundos.

Pero valió la pena...
Claro, no es una queja, todo lo contrario, estoy agradecida por tantas expresiones de cariño, por los consejos de quienes me apoyaron en esta profesión, que ya es mi estilo de vida.

LA FAMA Y SU MADRE
Con ese cambio vino la fama, algo difícil de asimilar.

Mira, a los cuatro años, más o menos, de ‘Aló Gisela’, me pasó algo raro, mi mente empezó a hacer cosas de adolescente. Me creí regia, creí que tenía plata, cosas absurdas, hasta que mi mamá fue la que me puso en vereda. Ella llegó a mi casa y me rompió varias cosas. Dijo que si no volvía a hacer las cosas como ella me enseñó, llamaría a la prensa.

¿Te amenazó?
Sí, sentí miedo, pero ilusamente le dije: ‘Mamá, esta es mi casa y yo puedo hacer lo que quiera’. Ella respondió: ‘Para que tú tengas esta casa, acuérdate quién te parió’.

Si te contestó así fue porque andabas en las nubes y había que bajarte.
Así es. Yo tenía 28 años y lo cuento porque hoy veo que algunas mamás se han convertido en hijas y sus hijos las mandonean y creo que eso no debe ser. En mi caso, si alcancé algunos sueños fue gracias a la disciplina que mi mamá nos inculcó a mis hermanas y a mí.

Algunas personas creen que eres muy exigente.
Y yo les digo que así es como he logrado mis sueños. Soy disciplinada, pero los peruanos solemos llamar ‘mala’ a la exigente y ‘buena’ a la permisiva y no debe ser. No fui educada así, mi mamá ha sido buena, pero exigente, y cuando tuvo que ‘cuadrarme’ lo hizo.

¿Te ‘cuadró’ por el coqueteo con el papá de Emilio Jaime?
Me dio pena porque ella pensó que era verdad.

¿Se ilusionó?
Sí. Es que al día siguiente me dijo: ‘Y ese hombre que ayer conociste’. Al toque le tuve que contar que era casado y que su hijo le hizo una broma.

Creo que esa ilusión de tu mamá la sintió el público, pienso que tus fans quieren verte con pareja.
Es cierto, lo vi en sus rostros... Como que solo les falta sortearme para encontrarme pareja, ja, ja, ja.

Pero galanes hay...
Es que no los veo, supongo que hay, pero ya a estas alturas de mi vida, que se quede tranquilo...

¿Te sientes feliz? ¿No extrañas la compañía de una pareja?
Todo está bien conmigo, todo está en armonía. Lo que me pasa a mí (estar sola) le pasa a otras mujeres y no están sufriendo, yo tampoco.

¿Cómo te gustaría que te recuerden?
Me gustaría que la gente que me conoce sepa que llegué hasta aquí por mi inmensa fe, que soy seguidora de Cristo y que sin Él, no podría andar. La confianza en Dios hace que no te sientas solo, con Él no te falta nada. A veces pienso en las cosas que se dirán, los collages de fotos y de los amores que hablarán y está bien, pero al final, que escriban que ella se fue creyendo en Dios. Sabes, hace unos años que escogí mi epitafio, ojalá alguien lo ponga.¿Cuál es?
Se fue conociendo el amor, porque lo he conocido en distintas etapas de mi vida. Conocí el amor de pareja, de madre, de amigos, de abuela y después de disfrutar de esos amores, llegó el de Dios, que copó todo, no me hace falta nada ahora.

Hablas del amor, ¿te gustaría que Ethel se case nuevamente?
Si desea asumir el matrimonio nuevamente, estaré en primera fila apoyándola, feliz y tendremos tono nuevo.

¿Ves a tus nietas en la televisión?
Todos los domingos, cuando nos reunimos en casa de Ethel para almorzar, ellas actúan para la familia. A Doménica la veo como que observando lo que hacemos en televisión y a Lu, más interesada en este mundo. Debe ser el legado.

¿Esos genes artísticos de quién los heredaste?
De mi mamá (doña Teresa). Ella es muy histriónica. A veces me decía: ‘Gisela, no ves que estoy llorando’, y yo le contestaba, ‘pero no veo ninguna lágrima’. Volteaba y respondía: ‘Estoy llorando por dentro’.

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