(Fotos: Andres Paredes/GEC)
Josimar

se convirtió en padre de una niña cuando solo tenía 20 años y cuenta que, aunque sintió miedo, asumió su rol con mucha responsabilidad. Años más tarde, ya con ‘algo de experiencia’, nacieron sus dos hijos varones. Reconoce que la labor no ha sido fácil, pero ha seguido el ejemplo de su progenitor Carlos Fidel, quien le inculcó valores para educar a Jonely (13 años), Joaquín (4 años) y Jostín (1 año), el ‘centro de su universo e inspiración’.

¿Cómo celebras el Día del Padre?

Es un día muy emotivo para mí, porque Dios y la vida me regalaron la dicha de tener tres hijos, que son mis tesoros y el motivo por el cual día a día me esfuerzo para ser mejor. Lo pasaré en familia y con las tres bendiciones que me regaló el de arriba.

Se te entrecorta la voz al hablar...

Sí. Es un día lindo, pero también triste porque no tengo a mi padre al lado.

¿Tu papá fue quien te impulsó a ingresar al mundo de la música?
Así es. Mi papá era mi mejor amigo, mi mánager, mi guardaespaldas, quien hizo que jamás me dé por vencido ante los obstáculos que se me presentaron en la vida. Fue la persona que me inculcó valores, sencillez y humildad.

¿Cómo te cambió la vida la paternidad?
Me la cambió por completo, desde que fui padre veo las cosas de otra manera, antes pensaba más en mí, pero ahora mi mundo gira solo en torno a mis tres hijos. Ser padre es aprender al lado de mis hijos y mejorar en el camino con ellos. Tengo obligaciones y, sobre todo, una responsabilidad muy fuerte, porque tener hijos no solo es darles una pensión, sino también inculcarles que sean buenas personas desde pequeños.

¿A qué edad te convertiste en padre?
A los 20 años, jovencito, era inexperto, temeroso, pero cuando me enteré de que iba a ser padre, lo asumí con mucha responsabilidad, sobre todo porque mi hija fue un embarazo deseado y esperado. Es mi princesa, el primer amor de mi vida.

¿Eres celoso con tu hija?
Sí. No me imagino cómo seré cuando esté más grandecita, me volveré loco de los celos (risas). No solo soy celoso con ella, con los varones también. Soy un ‘papá gallina’, siempre los protejo y jamás permitiría que nada malo les suceda.

¿Engreidor?
Demasiado. Me considero un buen padre y más allá de las comodidades que les pueda dar, siempre les inculco ser humildes y les digo que hay que luchar por los sueños. Jonely, Joaquín y Jostín son el centro de mi universo e inspiración para seguir luchando por mis sueños.

¿Se te complica compartir tiempo con tus hijos, por los viajes que haces por trabajo?
Una de las cosas que me pone triste es cuando tengo que viajar al extranjero, pero todo esfuerzo lo hago por ellos. Hay días en la semana que no duermo por las presentaciones y los viajes, pero mi única recompensa es verlos felices y darles todo lo mejor.

Alguna vez comentaste que te gustaría tener doce hijos para formar tu propia orquesta... ¿Era en serio o lo dijiste de broma?
(Risas). Fue una broma, tener doce hijos sería una locura, pero sí me gustaría tener más hijos. Siempre he sido de la idea de tener cinco hijos, así que me faltan dos.

¿Tienes la satisfacción de darles a tus hijos lo que quizá no pudiste disfrutar de pequeño?
Así es. Vengo de una familia humilde, no teníamos lujos ni comodidades. Me acuerdo de que mi papá y mi mamá juntaban 100 soles a fin de mes, y con ese dinero nos llevaban a Gamarra para comprarnos ropa a mi hermano y a mí. A fin de mes éramos los niños más felices, porque nos dábamos el gusto de comer pollo a la brasa. Hoy tengo la satisfacción de darles a mis hijos todo lo mejor de mí, al igual que a mi madre. 

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