Mónica Delta sabe que la profesión va de la mano de la exposición y nunca bajó los brazos. Defendió su estilo, cuidó lo que creía y encontró en la vigencia la mejor manera de respetar sus principios.
Mónica Delta

Por: Fernando ‘Vocha’ Dávila

La bicicleta recorre las calles de San Isidro esquivando el tráfico, retando al frío, escapando del estrés y quemando calorías. Todas las mañanas, , periodista de Latina, se sube a su vehículo de dos ruedas y mientras observa cómo vive la ciudad, el esfuerzo de los ambulantes y obreros, va nutriendo su espíritu periodístico. La señora tiene esa historia que explica su hoy.

¿Te sientes influencer?

La palabrita me parece de lo más huachafa.

¿Promocionas productos en tus redes?

Alguna vez me han llamado.

¿Por qué no aceptas?

Mientras estemos ejerciendo la profesión, no debemos estar tratando de orientar una compra.

Pero tiempo atrás hiciste publicidad de un detergente. ¿Fue una buena decisión?

Generó un ingreso importante para mi familia y en el tiempo no me ha perjudicado.

¿Tampoco asesoraste a un Ministerio?

Me propusieron entrar en política, pero conocer de cerca el poder me ha espantado.

Viviste la etapa en que se compraban editoriales.

Compraron a los dueños. El dinero es muy tentador. Si revisan mi vida, siempre he logrado todo con mi trabajo.

En esa época oscura, ¿trataron de ensuciar tu imagen?

Quisieron comprar a mi nana para que hable pestes de mí y ella los mandó bien lejos.

¿Parte de esa campaña en tu contra fue relacionarte con el expresidente Alan García?

Me queda claro que ser mujer te da una desventaja enorme.

¿Dónde nace esa novela?

El tipo iba a presentar un libro, me acerqué a pedirle una entrevista y, cada vez que desean molestar, la sacan.

¿Cuántas veces lo has aclarado?

Antes me dolía mucho, pero ahora ya lo tengo decidido.

¿Qué cosa?

No vale contestar a quien no quiere entender. Esa persona está muerta y siguen con la cantaleta.

¿Entonces?

Váyanse al cacho.

Si el varón lleva una vida acelerada, lo condecoran, ¿y si es la chica?

Le ponen una ‘p' en su frente.

¿El piropo es un acoso?

Me parece una frescura que una cabeza piense que debe opinar como vistes.

¿Te ha pasado?

Ahora vieja me han ‘ciriado’.

¿Reaccionaste?

Me acerqué y le pregunté: ‘¿Quién te ha dado permiso para decirme todo eso?’.

¿Se puso machito?

Agachó la cabeza. El peruano es cobardón.

Se mandaron siendo tú famosa.

Más o menos me protege ser conocida, pero qué puede pasar con una chica de 15 años que luce un short.

¿Te sientes tía?

Tengo 61, ya no soy chibola.

Dicen que los 60 de ahora son en realidad los 50.

Es un recurso.

¿Brava?

Sé defenderme muy bien.

¿Con palabrotas?

Un buen carajo bien puesto siempre ayuda.

¿La lengua puede matar?

Puede ser lapidadora.

¿Qué le decimos a una maltratada verbalmente?

Aléjate del hombre que te insulte.

¿Por qué?

No va a cambiar y puedes terminar bajo tierra.

¿Exitosa en el amor?

Tengo mis historias desde los 13 años.

¿Cómo fue el primero?

Duramos como 4 años, pero él se marchó a vivir a Tacna.

¡Cómo habrás llorado!

En ese momento crees que es el gran amor de tu vida.

¿Lo volviste a ver?

Alguna vez y todo con respeto.

¿Has sido ganadora en el corazón?

Nunca ha faltado alguien que me mire.

¿Un ídolo musical?

Lloré a mares cuando murió Nino Bravo.

¿Un tema suyo que te estruja el alma?

‘Te quiero, te quiero’.

¿Una audacia periodística?

En una reunión en el Vaticano.

Cuéntala con detalles...

Una delegación oficial del Perú fue a recibir el saludo de su Santidad y yo me metí.

¿Sabían que eras periodista?

Sí y me advirtieron que no vaya a preguntar nada.

¿Qué ocurrió?

Cuando lo tuve frente a mí, lo hice: ¿Santidad, cuándo va a Lima? y al año siguiente vino.

Ahí demuestras tu calle.

Soy de Chimbote, pero de pequeña me trajeron a San Isidro. Mi papá murió y nos mudamos a Jesús María, donde tocaba mi guitarra.

¿Cómo conservas la línea?

No voy al gimnasio, pero como más frutas que carbohidratos o carne.

¿Achaques?

He tenido pequeñas operaciones de cáncer de piel.

¿En la cuarentena te especializaste en algún plato?

Aprendí a cocinar cebiche.

¿Algo criollo?

No, porque lleva muchos condimentos y me hace daño.

¿Le haces caso a las redes?

Muy poco.

¿Por qué?

Su lado oscuro es el negativismo.

¿Un político puede guiarse por las encuestas que lo dan favorito?

No, porque son universos que tú escoges. No son reales.

Muchas gracias por estas revelaciones.

A ustedes, la pasé muy bien y decirle a los lectores que es el momento de cuidarnos más que antes.

Tal cual se expresa en la televisión, la comunicadora contestó todo, entre la seriedad del caso y la broma que permitió el momento. Alguna vez el genial escocés Sir Walter Scott afirmó: ‘El amor propio es el más grande de todos los aduladores’ y nuestra colega lo sabe muy bien.

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