Patricia Barreto, 'Julia' de 'Los Vilchez' (Fotos: José Rojas)
Patricia Barreto, 'Julia' de 'Los Vilchez' (Fotos: José Rojas)

Ella mide alrededor de 1.53 centímetros, pero su talento es enorme y su encanto no tiene medida. En el cine, el teatro o en la televisión, es de esas actrices que te roban el corazón desde la primera sonrisa.

En el 2018 protagonizó ‘No me digas solterona’, una de las películas peruanas más taquilleras del año que pasó, por la que además recibió una nominación como mejor actriz en los prestigiosos Premios Luces. Ahora su rostro llega a todo el Perú a través de la serieBien dicen que lo bueno viene en frasco pequeño.

Tuviste un 2018 explosivo...
Fue lleno de desafíos y un impulso para que en este 2019 tenga más presencia y visibilidad en los medios.

¿Por qué te habías alejado de la televisión?
Lo que me ofreció no me llenó del todo. Era una chibola de 18 o 20 años, no sabía qué quería y lo fuerte de la televisión es que te pone en un pedestal que es puro ego, pura imagen y te puedes nublar.

¿Afectó tu carrera?
Me alejé de la visibilidad del público, de no ser una artista popular, mediática y que después de muchos años, recién ahora con ‘Los Vílchez’, hay gente que me dice: “Oye, pero nunca te había visto” o “Recién te conozco por la película ‘No me digas solterona’”.

Primero una película cómica y ahora una serie también con mucha comedia...
Es lo mío, es inherente. Me formé más como actriz dramática, pero la comedia fluye naturalmente en mí. Cinco años en ‘Pataclaun’, ‘Comedia del arte en Buenos Aires’, bufones y todo lo que tenga que ver con eso.

¿Te consideras graciosa?
Soy como una antiheroína. Me pasan cosas circunstanciales porque soy torpe, porque me caigo y me paro, vivo un drama. No es que esté diciendo vamos a contar chistes ni la que se para a hablar en las reuniones o la que pone para el ‘jonca de chelas’. Soy de lo más introvertida y abstraída del universo.


¿En qué te pareces a Julia, tu personaje en ‘Los Vílchez’?
Bastante. En etapas de mi vida he sido muy insegura. Todas nos hemos enamorado de ese ideal imposible, me encanta trabajar con niños. Ella es profesora y yo en el teatro; en fin, muchas cosas, pero no soy yo. Yo ya estoy casada muchos años.

‘Julia’ termina con el ‘Bicho’ porque solo era guapo, pero hueco. ¿Te pasó?
No. Al haber tenido muy pocos enamorados, no me encontré con esa posibilidad de conocer y conocer, más bien idealizaba a los artistas, cantantes, actores de Hollywood... ¡Guauu, qué churros! Tampoco es que me atraiga mucho el físico, sino más la inteligencia, el humor.


¿Qué te atrajo de tu esposo?
Muchas cualidades, la más importante es que quería estar conmigo. Él quería compartir conmigo su vida y eso es algo noble, lindo. Me encanta cómo conversa, su inteligencia, es superculto. Ante mis ojos es hermoso y quiero que mis hijos se parezcan a él.

¿Tú nunca llegaste a ser una ‘solterona’?
Me casé a los 24. Chibolaza. Fácil quemé algunas etapas que ahora mis amigas siguen viviendo, pero así nos toca vivir y hay que decirle sí a la vida cuando nos pone estas situaciones.

¿Te apuraban en casa para casarte?
En absoluto. Sin esa presión de ‘No me digas solterona’. Más bien, tengo una familia relajada.

¿Fuiste de las niñas que sueñan con el vestido blanco?
Totalmente. Estudié en un colegio de mujeres y se idealizaba todo, el hombre que va a venir y pedirá tu mano. Muchas amigas se rebelaron ante eso, pero yo no lo busqué, me pasó.

¿Estar casada influyó en tu carrera?
Creo que sí. Me ha enfocado en no salir tanto, en buscar primero mi felicidad sentimental y luego concentrarme en mi carrera profesional, algo que mucha gente no tiene.


Tu personaje en la serie usa ‘Tinder’ tras terminar su relación. ¿Apelarías a eso?
Sí. Apelaría a vivir sola más tiempo, viajar sola, conocer chicos eventualmente en un pub, en una discoteca o en un antro de mala muerte, no sé. Y me aventuro y a veces sueño y digo qué increíble, pero después volteo y veo mi cama, ja, ja, ja.

¿Te gusta salir a bailar?
Me encanta, como una descosida. Salir con mis amigas, ir a la playa, tomar unos tragos. Me encanta. Quizá porque me casé tan rápido, tal vez no viví algunas épocas. Sí me he metido mis juergones, pero no como mis amigas, que salen todos los fines de semana, no sé cómo tienen cuerda.

¿Lo bueno de estar mucho tiempo con alguien es que ya no tienes que pasar por las primeras citas?
Ay no, qué flojera. Eso de llenar las expectativas del otro, no, mi amor. Gracias, ahí nomás. Si me divorciara, Dios no quiera, yo no quiero pasar por eso.


Hace poco, tu colega Gisela Ponce de León hizo un video hablando de las pocas oportunidades que recibían hoy los actores profesionales...
Creo que es una cuestión de marketing y no se puede ir contra eso. Los productores no deben olvidar tampoco que ellos trabajan con arte, y los modelos y esta gente que trabaja en los medios no está capacitada para eso, no han estudiado.

Gisela decía también que les daban trabajo a los que tienen más seguidores en redes. ¿Cómo manejas ese aspecto?

Yo trabajo en mis redes sociales y me estoy formando también como artista digital, a la par de artista escénica. Dialogo con los fans, trabajo con las marcas y me adapto.

Otra colega tuya, Jely Reátegui, llamó ‘puertas’ a Nicola Porcella y Angie Arizaga.
Al día siguiente hablé con ella y me dijo: “Creo que he dicho algo que no debía”. Es algo que sintió en ese momento.

¿Trabajas con ‘puertas’?

Soy afortunada porque trabajo con gente talentosa. No quiero quedar bien, pero digo que la selección del casting ha sido precisa.


¿Te piden consejos?
Sí, y yo lo hago también. A esas ‘influencers’ les pregunto cómo manejan sus redes sociales: “Ustedes tienen un millón de seguidores, ayúdenme”.

¿Has sentido en la calle el impacto de la popularidad?

No he salido tanto, pero veo más el impacto en las redes sociales y en la creación de clubes de fans. Creo que antes, solo mi abuelita me seguía. Soy una persona tan normal y común y corriente, que fui a ver mi película tres veces y nadie se dio cuenta.

¿Llegaste cuando ya había empezado?
No. Estaba en la cola con mi canchita como cualquier persona, con el afiche con mi cara detrás de mí y nadie se daba cuenta.

¿Nadie se te acercó?
A la salida, cuando iba caminando me empezaron a reconocer: ‘¿Oye, tú eres?’. Y recién comenzaban las fotos. Me encantaría ver qué es lo que sucede si me convierto en un Gian Marco.

¿Atiendes a los fans?
Me tomo fotos, mando saludos de cumpleaños. Estoy viviendo lo que siempre quise vivir, así que estoy agradecida. Por eso es que recién me di cuenta de que tengo que salir siempre maquillada, por si te piden una foto y hay que arreglarse un poquito. Antes paraba todo el día en buzo o en chancletas.


¿No eres vanidosa?
No y por eso creo que me alejé de la tele. Me pedían muchas cosas para cambiarme. Por poco y me pedían que me ponga fémur para que sea más alta.

¿Te gusta el fútbol?
Mi hermano es comentarista, trabaja en marketing deportivo, él ama el fútbol y por eso he convivido con el fútbol toda la vida. Personalmente lo miro, me entretengo, pero no es mi pasión y confundo los nombres de los jugadores.

Muchas gracias por darnos un poco de tu tiempo en medio de tantas grabaciones.
Muchas gracias a todos y estén atentos a mis redes sociales, porque este año tengo dos obras de teatro, una película para setiembre, también comedia, además de un proyecto musical. Ya se enterarán.

Y así se fue Patricia, como un remolino, rumbo a la siguiente escena, a seguir conquistando corazones. Una muñeca real que actúa, canta, baila y encanta.

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