Xoana González abre su corazón en XOANA LOVE
xoana gonzalez

A través de su Instagram, adelantó que la columna de este lunes abordaría la relación con su madre. La argentina confesó que tuvo que rebuscar entre sus sentimientos más profundos. Y así lo hace. La escribió con el corazón en la mano.
Leamos a Xoana:

Mi mamá usaba el método de la chancleta y separaba todo en sílabas "¡TE DI – JE QUE ES – TU –DIA – RAS MÁS!” Lo bueno es que no me podía decir " Ya vas a ver cuando venga tu papá" porque básicamente no había figura de hombre en la casa. La mujer tenía que ser fuerte, buena, mala, la que saca adelante a todos sin depender de ningún príncipe azul que venga con un caballo a salvarla.

Yo me crié con eso. El hombre es como un accesorio de la Barbie, pero no esperes que Ken te peine porque ese frizz no va a solucionarse solo querida. Y si tienes un mal día de pelo pues te pones una gorra y sales a la vida igual.

Esa mujer que no se maquilla, usa sus rulos al viento, que fuma sus 20 cigarrillos por día, que es tan diferente a mí. Salí más a la familia de mi papá, aunque debo reconocer que seríamos más parecidas si no me hubiese operado tanto.

Pero es que esta mujer es tan fuerte. Sí pudo con todo: estudiar, trabajar, mantener a sus padres y a sus hijos, apenas dormía, apenas comía y apenas sonreía. Una vida dura que sacó adelante olvidando lo que quería por lo que debí ser.

Mi hermano y yo casi no la veíamos. Mi abuela nos crío. Mi mamá llegaba de trabajar y nos hacía la comida, decía que ya había comido pero era mentira. Una de esas que hacen las madres que primero esperan que coman sus hijos y si sobra comen a escondidas en la cocina.

Cuento esto y no puedo evitar quebrarme. Qué mujer tan increíble, qué inmenso que puede ser el amor de madre y qué bueno que me tocó esa realidad para poder apreciarla y valorarla. Y pensar que le hice la vida imposible en mi adolescencia. Le discutía todo.

La respuesta era NO hasta que no me diera argumentos válidos que tuvieran peso. Qué mocosa insolente. Yo aparecía con un tatuaje, con un chupón de mi novio de turno, ¡La volvía loca! Hoy, cada vez que hablo con ella siempre le digo cuánto la amo y le pido disculpas por haber sido una rebelde.

De ver su ejemplo aprendí a no esperar ni depender "del otro " ni emocional ni económicamente. Y realmente creo que para encontrar la otra mitad, primero debemos ser totalmente independientes para elegir en libertad. Que linda palabra: libertad. Poder elegir es un lujo, aunque no siempre elegí las mejores opciones. A veces por ingenua; otras, para ver qué se sentía elegir mal. En fin.

El año pasado invité a mamá a Lima. Le dije que desde que se jubiló la veo más sonriente. Ella me contestó que de lo único que se arrepiente es de no haber reído más, de no haber viajado y hasta de no hacerse un tatuaje. Que se arrepiente de haber sido tan sargento.

Yo le pedí que me acompañara a caminar unas cuadras, íbamos reflexionando mientras nos reíamos de anécdotas que nos acordábamos y llegamos al local de un amigo que tatúa. Al abrir la puerta le dije: “Mira ma, estás en Lima, viajando, riendo y ahora nos tatuamos. Así, este día además de que quede en tus recuerdos, que también quede en tu piel para que te recuerde vivir lo que quieras vivir".

Titubeó un poco, pero apenas me di la vuelta ya le estaba diciendo a mi amigo lo que quería. Y así lo tenemos las dos: un signo celta que significa amor eterno más allá de los cuerpos físicos, del tiempo y del espacio. Amor infinito. Amor de mamá.

Nos vemos el próximo lunes.

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