.- Alguna vez tu papá o mamá te ha reclamado porque pasas mucho tiempo con los amigos o que haces más sacrificios por ellos que por tu familia. No digas que no. Y aunque no sepas por qué, a veces puedes madrugar si un amigo necesita ayuda, pero no te puedes despertar temprano para hacer el desayuno.

Bien, algunos estudios científicos intentan comprobar que los lazos de amistad llegan a ser más importante que los familiares. ¿Por qué? No queremos hablar de una pelea amigos vs familia o familia vs amigos, pero veamos.

Un nuevo estudio de la Universidad Estatal de Michigan (EE.UU.), publicado en , ha encontrado que las amistades pueden tener un impacto muy alto en nuestra felicidad, e incluso en la salud general, a medida que nos hacemos mayores. De hecho, conforme pasa el tiempo, la importancia de su presencia en nuestras vidas llega a superar a la de nuestra familia.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores preguntaron a 271.053 voluntarios de todos los grupos de edad, y de casi 100 países diferentes, cuestiones referentes a las relaciones, la salud, la felicidad y la autoestima. Los resultados se compararon con los de una encuesta independiente sobre aspectos similares en la que participaron 7.481 adultos mayores de EE.UU.

El primer sondeo reveló que, en general, aquellos que valoraban tanto sus relaciones familiares como de amistad gozaban de mayor salud y felicidad. Pero, entre los participantes mayores, valorar los amigos se convirtió en un predictor más preciso de salud y felicidad que valorar a los parientes.

La segunda encuesta llevó aún más lejos esta noción, al revelar que las amistades tienen una influencia mucho mayor en nuestro estado físico y emocional a medida que envejecemos. Según los investigadores, mantener un vínculo fuerte con amistades que le brindan apoyo, le reporte más bienestar que si obtiene el sostén solo de la familia.

Aunque esto tiene un reverso oscuro: según la investigación, si sus amistades se convierten en una fuente de estrés en la vejez, es más probable que experimente enfermedades crónicas, como presión arterial alta, diabetes, cáncer o enfermedad coronaria. 

Y en cuanto a los parientes menos cercanos, los que no son ni cónyuges ni hijos, los autores aseguran que tienen poca influencia sobre la salud y el bienestar de los individuos en la edad adulta.


Los investigadores son conscientes de que el estudio cuenta con una serie de limitaciones importantes, como lo subjetivo del auto-reporte de felicidad, o que el peso de las enfermedades crónicas, un indicador de la encuesta de personas mayores, no puede ser el mismo si se trata de presión arterial alta o cáncer. Pero los resultados, según afirman, reflejan lo que muchos de nosotros probablemente ya experimentamos, incluso antes de llegar a la vejez: nos beneficiamos de nuestros amigos porque tenemos que elegir a los que nos hacen sentir más felices, algo que no pasa con la familia, que puede llegar a ser una fuente de preocupaciones.


* Texto adaptado de


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