Se dice que cuando las orejas queman y se ponen rojas, es porque alguien está hablando o ‘rajando’ de ti. Pero según la doctora Lisseth Gómez, especialista en medicina familiar de Solidaridad , esto es solo un mito.

“Lo que sucede, en realidad, es que los vasos sanguíneos que pasan por esta zona se dilatan y la sangre fluye a la superficie de la piel, producto de ciertas alteraciones en el organismo”, explica.

Entre las causas más frecuentes indica están las alergias, la intoxicación alimentaria, las perforaciones en esa área, los cambios bruscos de temperatura (bañarse con agua muy caliente o al salir a la calle desabrigado en pleno frío) y el estado emocional (enojo, ira, vergüenza, nerviosismo).

¿QUÉ HACER?

Eliminar o alejarse del agente causal (medicamentos, aerosoles, alimentos que no toleramos y aretes, entre otros).

Si es causado por un estado emocional, es importante tranquilizarse y respirar profundamente. De esta manera, nuestro cuerpo volverá a su estado de calma.

Puedes bajar la quemazón poniéndote en ambas orejas un paño frío (no hielo).

MAYOR CUIDADO

Las personas, con problemas en la coagulación de la sangre, deben ser más precavidas con estos episodios. Si son constantes, deben acudir a la brevedad posible al médico para que les hagan un chequeo y descarten otros males.

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