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Érase una vez una dedicada abuelita que leía cuentos a su nieto para que no se aburriera en casa. Todos los días salía al parque y sus historias eran tan lindas que niños de diferentes zonas llegaban al lugar solo para escucharla. Su voz angelical y su manera de tocar la guitarra captaron la atención de los chicos, que desde entonces la bautizaron como la abuelita cuentacuentos.

Esta es la historia de Irma Cano (55), un ama de casa y joven abuelita, que una vez por semana da rienda suelta a su imaginación y relata interesantes historias a los pequeños de la urbanización San Agustín, en Comas.

Doña Irma, ¿cómo empieza con esta tarea tan creativa?
Yo cuidaba a mi nieto por las tardes, mientras mi hijo y mi nuera trabajaban. A veces él se aburría en casa y aprovechábamos para salir al parque. Un día llevé un cuento y se lo leí. Lo hacíamos siempre, hasta que poco a poco los demás pequeños que jugaban aquí se fueron uniendo.

¿Tiene mucho carisma con los niños?
Las abuelitas, aunque seamos jóvenes, siempre tendremos esa magia con los chicos. Además, a mí me ayuda el ser docente de educación inicial. Por ahí eso me facilita el poder lidiar con tantos niños.

¿Qué tipo de cuentos suele leerles?
Al comienzo eran los clásicos como Aladino, Blancanieves, o algunos de . Pero ahora estoy trayendo libros que contienen fábulas para que no solo se entretengan, sino que desarrollen valores.

¿Cuál es su cuento favorito?
Me gustan los que tienen mensajes, aunque antes, cuando era pequeña, me encantaban todos los que tenían a un príncipe azul al final.

¿También le gustaba que le leyeran cuentos?
Claro, a qué niño no le gusta. Hasta hoy, aunque la tecnología los rodee, ellos aman que les narren historias.

Veo que también tiene instrumentos…
Es que en algún momento el cuento no es suficiente para ellos, necesitan algo más didáctico. Por eso se me ocurrió contarles historias cantadas o los temas de Miss Rosi.

¿Les ha contado cuentos de su propia cosecha?
A veces he tenido que inventar alguno en el momento. Los niños son incansables.

Debe terminar agotada al final del día…
La verdad, no. Ahora hago esto solo una vez a la semana, y no solo me divierto con los niños, sino que veo a mi nieto hacer nuevos amigos. Para mí esto es muy satisfactorio y lo seguiré haciendo todo el tiempo que pueda.

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