Muchos viven buscando alcanzar la aceptación de los demás para psicológicamente, tomar decisiones e incluso ser ‘felices’. Eso lleva a que la persona se pregunte a cada paso si lo que hace o deja de hacer gustará a los demás y, en casos extremos, desencadena que uno viva del qué dirán, incluso dando sin recibir nada a cambio.

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Esa necesidad de aprobación se manifiesta, por ejemplo, en buscar siempre el bienestar de los demás, antes del propio; anteponer las necesidades de los demás a las propias, y estar dando y dando sin condiciones.

Ante esa dependencia respecto a los otros, expertos aconsejan darse valor a sí mismo, cambiar de paradigma (forma de ver el mundo), defender sus derechos y comenzar a anteponer sus necesidades a las de los demás, no postergarlas por los otros sin razón valedera o solo para contentarlos o por lo que puedan pensar.

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“Lo que dice la gente te dolerá hasta que tú recuperes tu autoestima. Ese día descubrirás que la opinión ajena no te hace el mercado ni te paga el alquiler. Entonces, resucita tu dignidad, te das valor, y cantas tu nuevo himno: ‘¡Si quieren hablar, que hablen, total... a quién le importa!’”, señala el psicólogo Ramón Torres.

DATO

Esa dañina forma de pensar se origina en la niñez, cuando uno busca ser ‘bueno’ para contentar a los padres o sufre abandono de estos y cree que es su culpa.

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Luego de los primeros cinco años de vida es natural que busque tener amigos fuera de casa. Ese deseo por simpatizar con sus semejantes se percibe cuando conversa con otros pequeños en el parque o en el colegio. Se trata de un proceso que los padres no deben pasar por alto, ya que, según menciona Cecilia Portocarrero, psicóloga del Hospital de la Solidaridad, esos primeros lazos de amistad le permiten al pequeño explorar el mundo, sentirse apoyado y conocer el valor que tiene.

Son tantas las satisfacciones que descubre el niño al tener amigos que deben tener cuidado con los mensajes que transmiten. “A veces, en lugar de preparar al hijo para convivir en sociedad, se le dice ‘si alguien te pega, pégale’ o ‘preocúpate por ti, los demás no importan’, y no se le da herramientas para relacionarse e iniciar una etapa de alegrías y desafíos”, agregó Portocarrero.

LO MEJOR ES...

1. Enseñarle al niño a alegrarse por los logros de los demás.

2. Enviarle algo adicional en la lonchera para que comparta con otros.

3. Permitir que invite a sus amigos a casa o celebrar el cumpleaños de alguno de ellos.

4. Educarlo para que siempre tenga un lenguaje respetuoso con los demás.

5. La forma en que te relacionas con tus amistades es el mejor ejemplo para el hijo de qué hacen los buenos amigos.

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