Las uñas dicen mucho sobre la general de nuestro cuerpo. Expertos señalan que existen ciertas características en ellas que definen la presencia de una enfermedad o la práctica de un mal hábito. Las más frecuentes son:

Amarillentas: Puede deberse, principalmente, al uso prolongado de esmaltes, infecciones por hongos y bacterias, tabaquismo o diabetes.

Manchas blancas: Conocidas como leuconiquia, puede ser a causa de un golpe o presión excesiva, una reacción alérgica a algún producto de las uñas (esmalte, acetona) o indicador de una enfermedad hepática crónica.

Frágiles y quebradizas: Se dan a menudo por un proceso normal del envejecimiento. Enfermedades de la tiroides también pueden producir uñas quebradizas.

Gruesas: Puede ser señal de una infección por hongos, algún tipo de enfermedad pulmonar o un problema de circulación.

Partidas o con grietas: Este aspecto puede estar indicando el padecimiento de psoriasis (inflamación de la piel).

De tonalidad morada: Debido a un golpe o lesión pues la sangre debajo de la uña es la causante del color. En algunos casos, puede ser causada por un melanoma (cáncer).

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