POR: PILAR CUYA

. A pesar de que ya tiene 54 años, Jhonny Gamboa no deja de bailar la danza de las tijeras que aprendió desde muy pequeño en su natal Ayacucho. Sin embargo, como en este país no se puede vivir del arte, este padre de familia trabaja haciendo servicio de transporte de pasajeros a bordo de su mototaxi, en Lima Este.

Este Emprende Trome cuenta que empezó a bailar la danza de las tijeras a los seis años y a los 13 fue maestro. "A esa edad comencé a competir en las fiestas costumbristas que se realizaban en Ayacucho", cuenta este vecino de .

"En 1983 escapé del terrorismo con mucho miedo y llegué a San Juan de Lurigancho. Como la necesidad era muy fuerte, hice de todo: trabajé como zapatero, obrero de construcción civil y hace 12 años soy mototaxista", recuerda este

¿Dónde quedó el baile?
Lo sigo haciendo, pero solo realizó presentaciones pequeñas, ya no viajo a provincias porque son siete días seguidos de baile.

¿En su juventud, en qué lugares hacía sus presentaciones?
Los paisanos me buscaban para bailar en las fiestas costumbristas.

¿Era conocido?
En ese tiempo no había mucho conocimiento de la danza y no nos reconocían.

Pero usted siguió...
Es imposible para mí dejar de bailar. La mayoría de mi familia ha nacido bailando esta danza. Recuerdo que cuando éramos pequeños esperábamos una vez al año a los danzantes de tijeras que llegaran a nuestro pueblo para escuchar sus arpas y violines, y tratar de imitarlos.

¿También confecciona su propia vestimenta?
Sí, hago la ropa de mis compañeros y las vendo. Compré mi máquina de coser y aprendí mirando.

¿Pertenece a algún elenco?
A la Asociación de Danzantes de Tijeras y Músicos del Perú, me conocen como ‘Araña Negra’, me pusieron este apelativo por mi habilidad con las acrobacias y por mi color de piel.

¿Ha tenido algún accidente por esas prácticas tan arriesgadas?
Muchos, una vez me desplomé desde lo alto de un tronco de madera de siete metros, me caí de espalda y me fracturé la muñeca izquierda.

Aún así continuó...
Porque en realidad es mi vida, mi costumbre.

¿Sus hijos han heredado su arte?
Mis dos hijos hombres siguen mis pasos.

¿Ahora cree que la gente sí reconoce la danza de las tijeras?
La gente entiende un poco más. La valora, pero lamentablemente el gobierno no toma iniciativas en la educación para que los niños la conozcan. 

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