Un naufragio se convierte en el momento para saber cómo actuar en la vida.
Un naufragio se convierte en el momento para saber cómo actuar en la vida.

Un rico ateniense estaba navegando en un barco junto con otros pasajeros. De repente, una violenta tempestad enfurecida, empezó llenar de agua el barco.

Las olas golpearon con fuerza el casco de la nave y esta saltó en mil pedazos justo antes de alcanzar el puerto.

Todos cayeron al mar y, mientras que los demás pasajeros que viajaban con el rico ateniense trataban de salvarse nadando, el hombre rico se puso a invocar a la diosa griega Atenea, prometiéndole toda clase de ofrendas si ella lograba salvarle la vida.

¡Por favor, gran Atenea... ayúdame! Yo que siempre rezo y cumplo con mis deberes, haz que no muera ahogado y sácame de esta...

Un naufragio complica las cosas.
Un naufragio complica las cosas.
Pedir ayuda es lo habitual.
Pedir ayuda es lo habitual.

De pronto oyó una voz, que no era de la diosa Atenea, sino de uno de los náufragos que lo oía a su lado y le dijo:

Pide a la diosa Atenea, sí, pero también pídeles a tus brazos.

MORALEJA

En esta fábula de Esopo la moraleja es que, cuando tengas problemas y pidas ayuda, demuestra antes que ya estás trabajando en ello para solucionarlos.

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