El fue un noble, guerrero y gobernante del antiguo Perú del siglo III. Se le otorgó ese nombre por el descubrimiento de su tumba en el centro poblado de Sipán (anexo de Saltur, distrito de Zaña, Chiclayo, Región Lambayeque), el 21 de julio de 1987, por un equipo encabezado por el arqueólogo peruano Walter Alva.

Acaba de determinarse, a partir de los restos óseos, cómo habría sido su rostro y que vivió entre 45 y 55 años. Pertenecía a la preinca Cultura Moche o Mochica y sus lujosas vestimentas confirman su alto rango en su sociedad. Llevaba pectorales, collares, narigueras, orejeras, cascos, cetros, brazaletes y alrededor de 400 joyas de oro, plata, cobre dorado y piedras semipreciosas.

Muestra del gran poder del Señor de Sipán es que debajo de su tumba, había otros dos sepulcros. Eran las tumbas de un alto sacerdote contemporáneo y, debajo, la del Viejo Señor de Sipán, un anterior señor sepultado junto a dos llamas y tres mujeres jóvenes y quien, según análisis de ADN, fue antepasado directo del Señor de Sipán con diferencia de cuatro generaciones.

El descubrimiento de la tumba del Señor de Sipán, con símbolos religiosos del Sol y la Luna, confirma el carácter teocrático de la Cultura Moche o Mochica que se desarrolló entre los siglos I a VII de nuestra era.

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