Este sí es un trabajo en equipo. Hoy los esposos Josué Germán Calderón y Marilia Mendoza Sairitupac están al frente de su pero antes lo estuvieron tíos, hermanos y sobrinos, quienes la hicieron crecer, capitalizarla y luego la traspasaron a otro miembro de la familia, para así ayudarse y todos tener la oportunidad de abrirse paso en el mismo rubro, en otro lugar, o emprender nuevos caminos comerciales.

MÁS INFORMACIÓN: Buen trato al cliente es secreto del éxito de este bodeguero

Todo empezó con el tío de Josué, quien hace muchos años abrió su tienda en La Molina. Él dejó el local a otro miembro de la familia que mantuvo la bodega. Así fue pasando el negocio hasta que llegó a manos de Josué y su esposa, quienes la mantienen siempre limpia y surtidita.

“Recibimos el local hace ocho años con mucho agradecimiento. Le cambiamos el nombre y le pusimos Minimarket Baratus, porque pensamos en ofrecer todo barato, y sigue siendo así, ah”, recuerda el dueño.

“Procuramos enfocarnos primero en ofrecer frutas y verduras. Después entramos de lleno a los abarrotes”, agrega Josué con determinación.

El trabajo es duro y constante. No es cuestión, dice, de quedarse detrás del mostrador y ver a la gente pasar. Hay que estar en constante movimiento, acomodando la mercadería, cuidando que nada falte en los estantes, viendo a la gente ingresar y estar pendiente de la seguridad.

“Hicimos trámites para que las marcas confíen y coloquen en nuestra tienda sus máquinas congeladoras para bebidas, embutidos y helados, eso ayuda a darle luz al negocio, más movimiento. Poco a poco fuimos incrementando más cositas y ahora tenemos lo esencial para los clientes”, indica.

Ambos están al frente de su Minimarket Baratus, en La Molina. Foto: Julio Reaño.
Ambos están al frente de su Minimarket Baratus, en La Molina. Foto: Julio Reaño.

El consejo de Marilia y Josué para los nuevos emprendedores es: “Nunca darse por vencidos, hay que ponerle punche a todo lo que hacemos para salir adelante, aun cuando el cuerpo pida un descanso. Sobreponerse, levantarse, sonreír y atender a los caseritos con buen humor, así siempre regresarán a comprar”, recomiendan los esposos con una gran sonrisa. b

Todo buen bodeguero tiene que fijarse en la fecha de expiración de sus productos. Los caducados deben ponerse en un lugar especial para desecharlos o cambiarlos.

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