Si para muchos es difícil ser disciplinados a la hora de ir al gimnasio y seguir una rutina de ejercicios, para las personas con la dificultad se multiplica, pero no por falta de ganas, sino de espacios acondicionados para ellas. Esto no sucede en el gimnasio ‘MaralZ’ de , donde hombres y mujeres con limitaciones físicas asisten para levantar pesas, usar las máquinas de ejercicios y cumplir con rutinas que los ayuden a fortalecer sus cuerpos y su autoestima.
La dueña, María Alvarez (39) no acepta la y aunque su gimnasio no está completamente acondicionado para estos clientes, cuenta con personal capacitado que los ayuda en todo lo que necesiten.

‘LO HACEMOS POR SALUD’
Entre los socios se encuentra Nelly Choquehuanca (46) que, con esfuerzo, realiza su rutina de abdominales. Ella sufrió de poliomielitis y es la primera vez que entrena, pero está decidida a bajar 7 kilos para ganar agilidad de la cintura para arriba.

¿Cuántas veces a la semana vienes al gimnasio?
Tres veces por semana y me siento feliz porque estoy mejorando. Antes solo podía hacer ejercicios 20 minutos, ahora aguanto 40.

¿Cuál es tu objetivo?
Ganar agilidad. En el caso de las personas con discapacidad no solo se trata de vernos bien, lo hacemos por salud. Los que no podemos caminar, estamos todo el día sin hacer movimientos y eso ocasiona que los músculos se atrofien.

¿Cómo te enteraste de este gimnasio?
Yo vivo a seis cuadras de aquí y me enteré de que permitían el ingreso de personas como yo. Por eso vengo en mi silla de ruedas.

‘UNA BUENA OPORTUNIDAD’
A pocos metros de Nelly se encuentra don Melecio Naventa (69), quien está decidido a fortalecer sus brazos para mejorar sus jugadas en el vóley sentado que practica.

¿Hace cuánto tiempo lleva con su discapacidad?
Hace mucho tiempo. Cuando tenía 15 años sufrí un accidente de tránsito que dañó mi columna y me dejó sin caminar.

¿Practica deporte?
Sí, juego vóley sentado y básquet. Vengo al gimnasio para fortalecer mis brazos.

¿Antes escuchó o conoció de un gimnasio como este?
No, pero me alegro mucho. Es una muy buena oportunidad para que nuestros músculos no se duerman.

‘EL APOYO ES IMPORTANTE’
Francisco Oré (38) no tiene brazos y con la seriedad que caracteriza a los militares, ejercita sus piernas en una máquina.

¿También practicas deporte?
Sí, atletismo, fútbol y natación.

¿Cómo perdiste tus brazos?
Fue hace cinco años, cuando la llanta del avión de la Fuerza Aérea que arreglaba explotó.

¿Cuánto ha cambiado tu vida desde entonces?
Pasé a ser militar en retiro y encontré en el deporte la manera de aceptar mi nueva condición. El apoyo de mi familia también fue importante. Ahora con el ejercicio me siento más ágil que nunca. 

Si te interesó lo que acabas de leer, puedes seguir nuestras últimas publicaciones por , , y puedes suscribirte a nuestro newsletter.

NOTICIAS SUGERIDAS

Contenido GEC