Pueden decirle a su tía que está vieja o a la vecina que está gorda pero, aún con eso, no significa que sean crueles. Los dicen lo que piensan y sienten de manera directa, sin pensar en cuánto afectará al que recibe sus opiniones, porque no tienen la capacidad de analizar la influencia de su comentario sobre la otra persona.

“Es normal que los chicos sean espontáneos y francos y que señalen alguna característica o debilidad de los adultos como parte de su inocencia”, afirma la psicóloga Janet Oliveros.

La especialista agrega que los niños no hacen esto con malicia, sino en franca manifestación de sus sentimientos e ideas. “Dicen las cosas tal cual las piensan porque no se fijan en los parámetros sociales ni el qué dirán”, añade.

ORIÉNTALO

Para que no sea imprudente, explícale acerca de cuidar los sentimientos de la otra persona y de saber expresar lo que se piensa de una manera más cordial.

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