No es raro que al ver en las noticias digamos frases como: ¡es su culpa, eso le pasa por tonto! y ¿cómo se le ocurre confiar en un desconocido? Culpamos a la víctima como si realmente fuera responsable de la situación.

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Y es que estamos acostumbrados a ensañarnos con la persona agraviada. No solo tiene que lidiar con el delito, sino también con el cargamontón que se le hace culpándola de lo sucedido, situación que perjudica con creces su estado emocional.

No nos ponemos a pensar que en esta situación, el culpable siempre será el delincuente. Pecar de ingenua o descuidada no significa que seamos responsables del incidente. Lamentablemente, la sociedad cree que ‘si no tomas precauciones, entonces obtienes lo que te mereces’.

“En realidad, este problema es muy común y el trasfondo es netamente psicológico y tiene que ver con la ‘teoría del mundo justo’. Las personas creen que todos tienen lo que se merecen (bueno y malo). Si le pasó eso, es porque hizo o no hizo aquello, nunca por culpa de un factor externo”, comenta el psicólogo Ítalo Arrúe.

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El especialista agrega que esta conducta es muy peligrosa porque dañamos la salud mental del agraviado, que no solo se ve afectado por la pérdida económica y material, sino por la humillación social a la que es sometido.

“La mayoría de personas que señalan a las víctimas de un robo o de la delincuencia en general como culpables, tienden a ser egoístas y egocéntricas. Hay un poco de envidia, insatisfacciones y amargura rondando por ahí también”, añade Arrúe.

DATITO

A veces, las víctimas también utilizan un lenguaje de autorreproche, pero tienen que entender que no es su culpa. Por eso es importante que las personas a su alrededor le ayuden a sobrellevar este proceso.

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