Hace unos días, sin embargo, es un hecho que no debe repetirse. Las consecuencias del consumo de alcohol en menores son mucho más graves en comparación a las de un adulto, porque su cerebro está en plena formación y, por lo tanto, son más vulnerables a tener enfermedades, a intoxicarse y a generar dependencia en el futuro.

Según estudios del portal Fairview Health, el niño que consume alcohol, incluso una cantidad pequeña, puede sufrir de intoxicación, ya que su cuerpo absorbe el licor rápidamente, a veces en menos de 30 minutos, y afectar su sistema nervioso central. Todo esto le provoca confusión, vómito, convulsiones, dificultad para respirar y riesgo de atragantamiento, ya que el alcohol también reduce su reflejo ante las náuseas. Además, puede causar un bajo nivel de azúcar, lo cual puede originarle un cuadro de coma y hasta la muerte.

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