¿Te ha pasado que cuando estás en el trabajo, de paseo o en cualquier otro lugar, algún conocido tuyo ha tenido la sensación subjetiva de movimiento; es decir, que sienta que su entorno o él mismo está girando y que caerá a un precipicio sin que exista realmente? Pues si lo haz experimentado, probablemente esa persona haya tenido un vértigo.

Y aunque a veces va acompañada de náuseas, pérdida de equilibrio, mareo y sensación de desmayo, hay quienes tienen pánico a padecerla. Más conocida como dinofobia, este tipo de es común en algunas personas.

¿Qué es la dinofobia?

Es el miedo exagerado a sentir vértigo o mareos. Quienes padecen de esta fobia sienten que se les va la cabeza o que ésta va libre por todo lugar: ella por un lado y su cuerpo por otro.

Al ser un estado en el que pierde equilibrio y estabilidad, causa pánico en las personas que la sufren.

Lo que debe quedar claro es que es distinta a la fobia que se tiene a las alturas (acrofobia), pues aunque estén relacionadas, no es lo mismo. Para la dinofobia no es necesario subir a algún piso, así sea uno, pues un dinofóbico lo padece en un lugar llano.

Causas de la dinofobia

Experiencia traumática. Si una persona sufrió un episodio de vértigo en una situación con una gran carga emocional tendrán terror a que se repita la experiencia, generándole gran ansiedad.

Así lo haya sufrido una sola vez, el temor a que se vuelva a repetir esa experiencia, lo hace perder el control de sus emociones entrando en ataques de pánico.

Síntomas de la dinofobia

Debido a que puede ocurrir en cualquier momento y lugar, pues no hace falta que mire desde un piso alto, camine por un puente o se acerque a un acantilado, el cuerpo de la persona que la padece le avisará de un peligro irreal y entrará a experimentar situaciones incontrolables.

Sentirá mareos, náuseas, sudoración y la sensación de que se caerá, llevándolo a un alto grado de ansiedad.

Tratamiento de la dinofobia

Ayuda profesional. Para estos casos es necesario la presencia de un especialista. Si decide intentarlo solo, podría agravarla e incluso provocar que aparezcan otra fobias más.

Terapia cognitivo conductual. Ayuda a comprender el desarrollo de la fobia e identificar los pensamientos distorsionados que producen el miedo. Al final, buscan modificar ese comportamiento.

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