. Psicoterapeuta infantil, vendedora ambulante de sánguches y ahora bodeguera. Para Alicia Salvatierra Silva (51) el camino no ha sido nada fácil desde que dejó su natal Venezuela, hace tres años, para hacer patria aquí en nuestro país. No pudo ejercer su profesión y la necesidad la llevó por varios caminos, hasta que halló su emprendimiento con la creación de su bodega ‘Santa Paula’, en Chorrillos.

“He pasado por muchas cosas desde que llegué al Perú, tuve un tropiezo con una tienda que la obtuve por traspaso, pero logré recuperarme con la ayuda de mi vecina peruana Tomasita Mesías. Ella me prestó mil soles y así pude levantarme”, rememoró con agradecimiento la pujante comerciante.

Recordó que con esa platita pagó deudas, alquiló el local y compró algunos productos. Rápidamente se hizo conocida en el barrio y la ventas subieron. La pandemia golpeó un poco su negocio, pero como buena negociante logró levantarse surtiendo bien su tiendita.

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Su carrera como psicoterapeuta le facilitó llegar al corazón de sus clientes. “Trato de conocerlos en sus pensamientos, gustos y también en sus disgustos, eso me ayuda a conectar con ellos. No todo se queda en una transacción comercial, también es importante conocer a la persona”, señaló.

Contó que hace delivery y que igualmente vende fiado. “Gracias a Dios mis compradores siempre me cumplen”, indicó doña Alicia, quien es soltera y decidió dejar su querida Venezuela por un futuro mejor, que, afirma, parece estar alcanzando.

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