conmemoró este miércoles 11 de septiembre el 46 aniversario del golpe de Estado de Augusto Pinochet, que derrocó el Gobierno de Salvador Allende, para recordar al fallecido presidente, quien murió tras el ataque al Palacio de la Moneda. Así, también se recordó a los desaparecidos y torturados durante la dictadura (1973-1990).

Salvador Allende fue repetidas veces reconocida durante este miércoles, ya fuera en el Palacio de La Moneda, sede del Ejecutivo chileno, en su tumba en el Cementerio Nacional o en los diversos y variados actos de conmemoración que se realizaron a lo largo del día.

Aunque su nombre no fue mencionado por el presidente Sebastián Piñera durante un discurso no programado que el mandatario realizó en la sede de Gobierno en el que calificó como "un gran fracaso" el "quiebre de la democracia" en 1973.

"Convoco a todos mis compatriotas a reflexionar con serenidad y buena voluntad sobre las causas y consecuencias del 11 de septiembre de 1973, a aprender de las lecciones y enseñanzas que los errores del pasado nos han entregado, y a actuar siempre con total apego y respecto a los valores de la democracia", expresó Piñera.

Unos valores democráticos que Allende defendió hasta su muerte atrincherado en La Moneda mientras las Fuerzas Armadas de Chile bombardeaban el palacio en el centro de Santiago y los tanques acribillaban la fachada del edificio desde las calles aledañas.

Estos hechos fueron recordados en la puerta de la calle Morandé 80, por donde el fallecido presidente solía acceder y salir del Palacio de La Moneda, y por ella fue sacado su cadáver el día del golpe, tras la destrucción del inmueble debido a los bombardeos, después de que el mandatario rechazara rendirse.  

"Pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza que la semilla que entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser cegada definitivamente", dijo Allende mientras defendía el Palacio de La Moneda, donde lo pusieron los votos del país en las elecciones de 1970.

Con un casco y una ametralladora, como un soldado más de su país, Allende le decía a los chilenos, mientras veía tanques de guerra frente al palacio: "Tienen la fuerza. Podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos". 

"Trabajadores de mi Patria, quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que solo fue intérprete de grandes anhelos de justicia”. Sus palabras –agregó– no tenían amargura, sino decepción, y serían "el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron". 

Salvador Allende había confiado en Augusto Pinochet durante su gobierno. Incluso, lo nombró como Comandante en Jefe del Ejército a menos de un mes del golpe de Estado.

Cuando La Moneda fue reconstruida, aún en dictadura, la puerta donde se sacó el cadáver de Salvador Allende desapareció, pero el presidente Ricardo Lagos (2000-2006) dispuso su reconstrucción en 2003. 

Esa puerta se llenó de claveles rojos y una gran corona de flores que partidarios de la izquierda chilena depositaron en forma de homenaje, algo que también se repitió a los pies de su estatua en la cercana plaza de Constitución.

La nieta de Allende, la diputada socialista Maya Fernández, recordó a su abuelo en el lugar, pero también tuvo palabras para los desaparecidos, torturados y detenidos durante la dictadura de Pinochet (1973-1990).

"Es un día para recordar, como todos los años, pero no solo a Salvador Allende. Quiero hacer un homenaje a los familiares de las víctimas de violencia durante la dictadura, porque muchos hasta el día de hoy no saben dónde están sus seres queridos, no les pueden poner una flor, no les pueden ir a ver o acompañar en un lugar", señaló a EFE Fernández.

Tanto la figura del presidente socialista como las de las víctimas también recibieron su homenaje en el Cementerio General, donde de forma muy sentida y conmovedora fueron llegando personas anónimas a depositar flores en la tumba de Allende, en el Memorial a los Detenidos Desaparecidos y Ejecutados Políticos y en el Patio 29, donde se enterró a disidentes asesinados en nichos comunes sin identificar (NN).

En ese sentido, las víctimas de la dictadura fueron recordadas en diversos actos en todo el país, como el realizado en Villa Grimaldi, un antiguo centro de detención y tortura durante la dictadura en el este de Santiago operado por la DINA (Dirección de Inteligencia Nacional), la policía secreta de Pinochet.

El momento exacto en que el 11 de septiembre de 1973 las tropas golpistas comenzaron a bombardear el Palacio de La Moneda, donde aún resistía Allende, se reprodujo en Villa Grimaldi el célebre último discurso del líder socialista que radio Magallanes transmitió en directo.

Un recuerdo que también será honrado en la tarde, como cada año, en los alrededores del estadio Nacional, que durante la época de Pinochet fue el mayor campo de concentración y detención del país y que llegó a albergar unos 7.000 detenidos, según estimaciones de la Cruz Roja Internacional.

Durante el régimen militar, unas 3.200 personas murieron a manos de agentes del Estado, de los que 1.192 figuran aún como detenidos desaparecidos, mientras otros 40.000 fueron encarcelados y torturados por causas políticas.

Las velas recordarán durante la caída del sol sobre la capital chilena la memoria de las víctimas que allí estuvieron detenidas, fueron torturadas o se les hizo desaparecer, haciendo justicia a la frase que reina al frente de una de las gradas del estadio capitalino: "Un pueblo sin memoria es un pueblo sin futuro".

(Con información de EFE) 

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