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Diversas agrupaciones como la denominada ‘Médicos por la Verdad’ se han expandido a una decena de países; se erigen en una voz “autorizada” para divulgar, sin respaldo científico, teorías conspirativas surgidas durante la pandemia del .

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El interés por estas agrupaciones en Internet se disparó el 25 de julio de 2020. En Madrid, tuvo lugar una rueda de prensa para el lanzamiento oficial de Médicos por la Verdad España, inspirado en la versión alemana, Doctores por la Iluminación, liderado por el médico Heiko Schöning. Desde entonces, agrupaciones similares surgieron en al menos nueve países de América Latina.

La tarea de estos grupos es definida por ellos mismos en términos epopéyicos. Con mensajes en los que celebran su sentido de la responsabilidad por el futuro de la raza humana, llaman a la población a “levantarse contra la tiranía médica” de las autoridades sanitarias, a “despertar” y “vencer el miedo”. También se pronuncian en contra del desarrollo de vacunas para prevenir el COVID-19 y hacen afirmaciones falsas sobre el origen de la enfermedad, como que es causada por la tecnología 5G y las ondas electromagnéticas.

El campo de batalla no se limita a internet. Sus ideas impactan en la salud pública, cuando, por ejemplo, convocan a manifestarse sin mascarillas y sin respetar el distanciamiento recomendado para prevenir contagios en Buenos Aires, Berlín y Ciudad de México. También cuando recetan curas falsas contra el COVID-19, incluido el dióxido de cloro, un desinfectante cuya ingesta puede provocar graves perjuicios a la salud.

Tras abrir un expediente disciplinario contra los profesionales que componen el grupo Médicos por la Verdad de España, el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos de ese país (CGCOM), concluyó en septiembre que estos “médicos negacionistas” violan el código de ética y deontología profesional y “ponen en riesgo” no solamente a sus pacientes, “sino también a los colectivos inmediatos (familiares de los pacientes, grupos de trabajo, etc.) y a toda la sociedad”, incluyendo riesgo de muerte. La entidad hizo además un llamamiento a los colegios de cada distrito del país a “actuar de manera contundente” contra estos profesionales.

Algunas de sus afirmaciones

El equipo de verificación de la agencia AFP ha detectado una veintena de afirmaciones falsas y engañosas en los contenidos difundidos por estas agrupaciones. A pesar de ello, son compartidos millones de veces en redes sociales.

1. La OMS no establece la obligatoriedad para la población sana del uso de las mascarillas, que tienen efectos dañinos: Engañoso

2. Las pruebas PCR no son eficaces para detectar el nuevo coronavirus: Engañoso

3. Correlación entre la vacuna de la gripe y formas graves de COVID-19: Sin pruebas

4. La hidroxicloroquina es efectiva en el tratamiento de una forma leve de COVID-19: Sin pruebas

5. Anticoagulantes, antiinflamatorios y respiradores ineficaces: Engañoso

6. El dióxido de cloro, el ozono y el peróxido de hidrógeno son tratamientos preventivos comprobados contra el COVID-19: Falso

7. El nuevo coronavirus se puede extender a través de la tecnología 5G: Falso

¿Por qué las comparten? “Las teorías conspirativas tienden a prosperar en tiempos de crisis, cuando la gente busca explicar eventos frustrantes, perturbadores o difíciles”, explicó a la AFP Karen Douglas, profesora de Psicología Social de la Universidad de Kent en el Reino Unido, quien define a estas ideas como “tramas secretas de grupos poderosos, urdidas típicamente con un objetivo malevolente”. Para la especialista, el hecho de que quienes difundan estas teorías sean personas tradicionalmente “respetadas”, como los médicos, brinda mayor popularidad a estas versiones.

Los referentes

“Los llaman negacionistas pero son los mayores expertos del mundo”, se lee en un video de presentación de Médicos por la Verdad España en su sitio web. Sin embargo, un repaso por la trayectoria de algunos de sus integrantes más destacados revela que son más reconocidos por su activismo contra la legalización del aborto, las vacunas y por ofrecer tratamientos alternativos, que por su pericia médica.

Natalia Prego Cancelo, una de las líderes en España, comenzó en marzo de 2020 a denunciar “una manipulación emocional y psicológica de la población en general” en la pandemia. Es médica generalista matriculada, y, según ella misma cuenta en videos subidos a YouTube, se formó y ejerció como “médica zen” y sana pacientes usando sus manos y su respiración. Tras cobrar notoriedad por su labor en Médicos por la Verdad, denunció haber sido despedida de su trabajo y apela a la colaboración económica de quienes la siguen en la plataforma GoFundMe.

La principal referente del grupo argentino, Chinda Brandolino, médica legista matriculada, lleva años de militancia política. En 2007 fue candidata a diputada nacional por el Partido Popular de la Reconstrucción, de extrema derecha. En 2019 quiso se candidata por el ultranacionalista Proyecto Segunda República. Más recientemente, se convirtió en una prominente activista contra la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo. Durante la pandemia su popularidad también creció en México, España y Uruguay.

Otra de las figuras argentinas es el genetista Luis Marcelo Martínez, defensor desde hace años de teorías desacreditadas, como la relación entre la vacunación y el autismo. En sus entrevistas, que se replican por miles de veces en redes sociales, asegura que las vacunas en investigación para prevenir el COVID-19 desencadenarán mutaciones genéticas irreversibles, afirmación verificada como falsa por AFP Factual y otros medios de la región.

Consultado por la AFP, Daniel Feierstein, sociólogo e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (Conicet), señaló: “La idea de que cualquier opinión tiene el mismo valor sin necesidad de fundarse lleva a que podamos elegir la realidad que más nos gusta”. Para el especialista, el surgimiento de los Médicos por la Verdad forma parte “de un proceso más general: el relativismo científico y moral”. Un fenómeno que, detalló, “viene de la mano de un posicionamiento fanático ante la realidad, que nos lleva a ignorar los datos y a sostener visiones maniqueas y simplistas”.

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