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Praga [EFE].- Una asociación de estudiantes checos de medicina sigue manteniendo durante la pandemia de coronavirus su servicio de asistencia sanitaria a los sin techo de Praga, en una iniciativa que también da a esas personas sentimiento de pertenencia a la sociedad en este momento de crisis.

“La situación de pandemia ha traído cambios drásticos en nuestra organización porque hemos tenido que reorganizar las horas en las que atendemos a los pacientes”, explica a Efe sobre el terreno David Varys, estudiante de sexto año de Medicina y líder de la organización “Medici na ulici” (Médicos en la calle).

Salud y esperanza

Un equipo de diez estudiantes se ha organizado para ir tres veces a la semana a diversos asentamientos de vagabundos en la ciudad, como la estación central de ferrocarril o la estación de metro de Vltavská.

En parejas y ataviados con batas sanitarias y mascarillas, estos jóvenes siguen haciendo el mismo trabajo de asistencia sanitaria general a las personas sin hogar que antes de la crisis, sin dedicarse a detectar casos de coronavirus.

En cualquier caso, apenas se han detectado infecciones entre quienes viven en la calle.

Pero además de ayuda médica, en estos momentos de pandemia los miembros de Médicos en la Calle llevan a los vagabundos “esperanza y sentido de igualdad”, indica Varys sobre la filosofía de su organización, que se inspiró en el movimiento estadounidense Street Medicine formado en la década de 1990.

Contacto con los marginados

Varys destacó que las personas sin techo comparten las mismas inquietudes e incertidumbres que el resto de la población y que a veces están muy mal informados sobre la naturaleza de la enfermedad.

“Queremos que nuestro grupo actúe como intermediario entre la sociedad y las personas marginadas, entre profesionales de la sanidad y estudiantes, entre distintas profesiones sanitarias, y también entre la teoría y la práctica, entre el cuidado básico y el cuidado estándar”, explica Varys.

Adaptarse a la pandemia

Las medidas de contención de la pandemia ha obligado a los jóvenes a reducir sus salidas y concentrar en días concretos las consultas.

“Si tenemos una salida de día entero, revisamos a más de veinte personas”, afirma Varys, cuyo trabajo normal consiste en revisar llagas en las piernas, heridas con pus y aplicar productos desinfectantes para eliminar chinches.

Además, de los sesenta estudiantes que normalmente participan en este iniciativa, creada hace cuatro años, sólo están actuando actualmente diez, debido al cierre de las universidades y a que muchos estudiantes que viven fuera de casa han ido a pasar con sus familias el estado de emergería decretado el pasado día 12 de marzo.

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