Con tan solo 13 años, Jayme Closs logró sobrevivir a la más traumática experiencia que alguien podría imaginar. Estaba durmiendo en su casa de Wisconsin, , cuando escuchó un ruido extraño, avisó a sus padres y se escondió con su mamá en el baño sin esperar que a partir de allí empezaría su calvario.

Jayme fue secuestrada por Jake Patterson el 15 de octubre de 2018. El sujeto de 21 años la había visto unas semanas antes cuando salía de su trabajo en una fábrica de quesos. Se detuvo detrás de su autobús escolar y la vio bajando. “Desde ese momento supe que era la chica que quería secuestrar”, confesó más tarde.

Patterson averiguó dónde vivía su víctima y fue en una primera oportunidad con la clara intención de secuestrarla. Sin embargo, vio varios autos estacionados en la entrada y se fue. Dos días después regresó pero nuevamente vio mucha gente dentro de la casa y claudicó.

Más de una semana después cambió la matrícula de su auto, desconectó la luz de la cabina y del maletero, se afeitó la cabeza, se puso un pasamontañas, cogió la escopeta de su padre y se dirigió a la casa de Jayme Closs. La menor sintió el ruido de su secuestrador estacionándose en la entrada y alertó a sus padres, quienes dormían en la otra habitación. Ella se escondió con su mamá en el baño mientras su papá se acercó a la puerta.

EL CALVARIO DE JAYME CLOSS

En su manifestación, Patterson cuenta que al aproximarse a la casa vio a un hombre tras el vidrio de la ventana ubicada al costado de la puerta. Era James Closs, el padre de Jayme, quien lo alumbraba con una linterna. El sujeto le gritó que se tirara al suelo pero seguía apuntándole con luz y le pidió que le muestre su placa de policía, creyendo que se trataba de alguna autoridad.

Jake Patterson le disparó desde afuera y James Closs cayó muerto en ese mismo instante. Ingresó a la casa y la recorrió entera en busca de más personas. Se topó con la puerta del baño cerrada, la derribó y encontró dentro de la tina Denise Closs y Jayme aterrorizadas.

El sujeto le dio a la madre un rollo de cinta adhesiva y le pidió que le tapara la boca a su hija. Ella se mostró incapaz y fue él mismo quien dejó su escopeta a un lado para amordazarla. También le ató las manos y los tobillos y la sacó de la tina. Frente a ella, le disparó a su madre en la cabeza.

Patterson arrastró a Jayme Closs hasta su auto, la encerró en la maletera y se fue. En su huida, tuvo que deternese 20 segundos para dejar pasar a las patrullas que acudieron al llamado de la madre de su víctima, quien antes de morir llamó al 911, aunque no pudo decir nada y la operadora solo escuchó ruidos.

El sujeto condujo por casi 2 horas hasta la casa de descanso de sus padres, ubicada en una localidad de 636 habitantes, rodeada de bosques y a más de 100 kilómetros de donde había perpretado los crímenes. Metió a la menor a su dormitorio y le dijo que se pusiera la pijama de su hermana. Luego quemó toda su ropa en la chimenea.

Jake Patterson obligaba a Jayme a meterse debajo de su cama cada vez que no estaba o recibía visitas. El secuetrador colocaba cajas y pesas a los lados para que ella no pudiera escapar. Le decía que escucharía el ruido que hiciera al intentar huir y le advirtió que ‘podrían pasar cosas malas’ si lo hacía.

El documento que detalla el caso no describe específicamente cómo pasaron los casi tres meses que Jayme Closs estuvo secuestrada. La víctima contó que en alguna oportunidad su captor se molestó y la golpeó muy fuerte, que en Navidad la dejó 12 horas bajo la cama sin comida, agua ni la posibilidad de ir al baño porque fue a visitar a un familiar, pero en la denuncia no se le acusa de ninguna forma de agresión sexual.

LA HUIDA

La tarde del 10 de enero de 2019, Jake Patterson le dijo a la menor que saldría y estaría fuera por varias horas. Cuando se fue, logró empujar las cajas y cubos que le impedían arrastrarse fuera de la cama. Se puso los zapatos de su secuestrador y corrió lo más rápido que pudo, hasta que se topó con una vecina que paseba a su perro, quien la reconoció por los avisos de búsqueda y llamó a la Policía.

Cuando el sujeto volvió a la casa y no encontró a Jayme, salió a buscarla en su auto. Para ese momento, la niña ya les había dado a los agentes la descripción de su vehículo, por lo que pudieron ubicarlo rápidamente. Al bajar, Patterson reconoció sus crímenes. “Yo lo hice”, confesó ante los efectivos.

CALLADO Y BUEN ESTUDIANTE

Patterson confesó a la policía que había secuestrado a Jayme Closs y matado a sus padres. El 24 de mayo de 2019 fue sentenciado a un máximo de dos cadenas perpetuas consecutivas en prisión sin posibilidad de libertad condicional, además de 40 años adicionales por secuestro.

Jacke no tenía antecedentes en Wisconsin. Sus allegados los describieron como un joven callado, retraido y buen estudiante, sin imaginar que se convertiría en un asesino y secuestrador a su corta edad.



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