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Washington. [AFP]. Cuando Keith Ellison dejó el Congreso para servir como fiscal general de Minnesota el año pasado, cambió su visibilidad nacional por una de perfil más bajo. Pero el juicio por el homicidio de un ciudadano negro a manos de la policía, lo ha vuelto a colocar bajo los focos.

Esta semana, Ellison se hizo cargo del caso del homicidio de George Floyd por un agente de policía, que desató una ola de protestas y disturbios en decenas de ciudades de Estados Unidos.

En un video que se ha vuelto viral, el ahora despedido oficial Derek Chauvin presiona con su rodilla durante más de ocho minutos el cuello de Floyd, esposado y en el piso, a quien se puede escuchar suplicar: “No puedo respirar”.

El miércoles, Ellison aumentó los cargos contra Chauvin de asesinato en tercer a segundo grado, que consiste en provocar la muerte de alguien sin intención de hacerlo mientras se inflige o se intenta infligir daño corporal a esa persona.

El fiscal general anunció, además, que los otros tres agentes involucrados en la muerte de Floyd también serán acusados.

Ellison, de raza negra y musulmán, dijo que era primordial obtener justicia para Floyd y su familia.

También previno que “este no será un caso fácil” y que “será difícil obtener una condena”.

Pero “quiero que el público sepa que estamos buscando justicia, estamos buscando la verdad, y lo estamos haciendo vigorosamente”, señaló a la prensa.

Ellison, de 56 años, es un político demócrata y progresista que en 2006 se convirtió en el primer musulmán en llegar a la Cámara Baja y el primer negro en representar a Minnesota en el Congreso.

Doce años después, volvió a hacer historia al convertirse en el primer musulmán del país en llegar a un cargo estatal cuando se convirtió en el fiscal general de Minnestota.

Una carrera con controversias

Pero su carrera no ha estado exenta de controversias. Algunos demócratas lo criticaron por haber apoyado a la Nación del Islam, una organización religiosa y sociopolítica fundada en 1930 con el objeto de impulsar la conciencia de la comunidad negra y que ha sido acusada de antisemita por la Liga Antidifamación, una organización judía con sede en Estados Unidos.

El tema surgió cuando Ellison se postuló para presidir el Comité Nacional Demócrata. Pese a que perdió esa carrera ante Tom Perez, fue votado como vicepresidente, amplificando las voces progresistas en el partido.

En su campaña por la Fiscalía General de Minnesota, surgieron acusaciones de violencia doméstica por parte de una antigua novia, que no le impidieron, sin embargo, ser elegido para el cargo.

La semana pasada, surgió una nueva polémica luego de que el hijo de Ellison, Jeremiah, que integra el concejo local, anunciara su “apoyo a ANTIFA”, el movimiento antifascista que los republicanos acusan de fomentar la violencia en los disturbios.

Ellison dijo que su hijo estaba reaccionando a “la absurda” promesa del presidente Donald Trump de catalogar a ANTIFA como organización terrorista.

Mientras, el líder de la mayoría republicana en el Senado local, Paul Gazelka, dijo a la radio pública de Minnesota que consideraba a Ellison una figura demasiado política para “impartir justicia” en el caso de Floyd.

No obstante, el gobernador Tim Walz dijo, respondiendo al deseo de justicia expresado por la familia de Floyd, que “con Keith Ellison al frente del caso, eso va a ocurrir”.

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