A este Búho le afectó la muerte de un artista, como . Siempre he pensado que músicos hay muchos, pero artistas completos, tan monumentales e imprescindibles para la cultura moderna y posmoderna como Bowie, pocos. Por eso esperé algunos días para escribir algo sobre él. Al ‘Duque’ del rock, al más camaleónico de los rockeros, siempre lo vi como una versión moderna de ‘Dorian Gray’, el personaje de la célebre novela de Oscar Wilde, quien pese a las décadas, se mantenía joven, ‘hermoso’, en palabras textuales de Wilde. Me parecía que el creador de ese alucinante personaje ‘Ziggy Stardust’, un ser llegado de otro planeta, que se convierte en estrella de rocanrol. Un personaje andrógino, mitad hombre/mujer, maquillado hasta el extremo, con peinados largos y trinchudos que, en los inicios de los 70, se adelantaron a los raros peinados nuevos ochenteros.

Siempre estuvo un paso adelante a todo. La canción ‘Ziggy Stardust’ de 1972 es futurista. Uno la escucha y hay tanto vanguardismo en la letra y en ese punteo de guitarra, en esa voz aguda del inicio, que parece que estás escuchando a Guns N’ Roses, pero no, es David Bowie o David Jones (su nombre verdadero). Me parecía un personaje de Goethe, ‘Fausto’, que hizo un pacto con el diablo. Por eso me quedé congelado en pleno verano caliente por el Fenómeno de El Niño, al enterarme de su muerte. No lo podía creer. Fue un secreto mejor guardado, porque ‘Dios’, como muchos fanáticos lo llamaban, no podía agonizar, no podía ser sometido a una quimioterapia.

En 1969 sorprendió al mundo. Ese año, el primer hombre llegó a la Luna. Un visionario David Bowie decide lanzar su entrañable single ‘Space Oddity’, una canción donde el músico con su guitarra acústica empieza a contar la historia del ‘Major Tom’, un astronauta que está solo en el espacio. La torre de control en tierra le da instrucciones. Que tome sus píldoras, que se acomode el casco. Tom responde que ve la Tierra de color azul, informa que sale sentado en una pequeña lata a dar vueltas alrededor de la Luna. Antes que se corte la comunicación, le pide a la torre de control que le diga a su esposa que la ama, luego se pierde la comunicación y se queda solo en el espacio. Irremediablemente perdido. ‘¿Puede oírme Major Tom, puede oírme Major Tom?’, claman desde la Tierra, sin obtener respuesta.

Luego al acústico se une un celestial saxo. Una pieza maravillosa. En plena época punk, el maestro lanzó un homenaje a las bandas radicales como The Clash o los Sex Pistols, y les dedicó el clásico tema ‘Héroes’. ‘Yo, yo seré rey/Y tú, tú serás reina/Aunque nada les ahuyentará/podemos seremos héroes, solo por un día’. En los 80 entra por la puerta grande ‘Ashes to ashes’, un tremendo tema llega al número uno. Pero en 1983 daría su golpe más sensacional sin perder un ápice de creatividad. Vuelve a transformarse. El hombre que llegó de Marte, el andrógino mutó a un tipo elegante, un dandy con terno y corbata, para deslumbrar y capturar a todo tipo de público con su LP ‘Let’s dance’.

Himnos ochenteros como ‘China girl’, ‘Let’s dance’ y el clásico de clásicos, el entrañable ‘Modern love’ (‘Dios y el hombre/sin religiones/Dios y el hombre, sin confesiones/Dios y el hombre, no creen en el amor moderno’). ¡Apanado a quien no bailó alguna vez esta canción! En en esas épocas maravillosas y contradictorias, pues afuera del tono, los coches bomba de Sendero Luminoso desataban el terror. Me quedé corto. Su etapa como actor de cine también es notable. ‘Merry Christman, Mr. Lawrence’ y ‘El ansia’ son algunas películas donde se puede ver la otra cara del extraordinario artista.

Se fue a los 69 años, mientras acababa de sacar un disco ‘Blackstar’ y planeaba editar otro. Sus cenizas descansan en Nueva York. O tal vez se convirtió en una estrella luminosa. Apago el televisor.

Si te interesó lo que acabas de leer, puedes seguir nuestras últimas publicaciones por , , y puedes suscribirte a nuestro newsletter.

A este Búho le afectó la muerte de un artista, como . Siempre he pensado que músicos hay muchos, pero artistas completos, tan monumentales e imprescindibles para la cultura moderna y posmoderna como Bowie, pocos. Por eso esperé algunos días para escribir algo sobre él. Al ‘Duque’ del rock, al más camaleónico de los rockeros, siempre lo vi como una versión moderna de ‘Dorian Gray’, el personaje de la célebre novela de Oscar Wilde, quien pese a las décadas, se mantenía joven, ‘hermoso’, en palabras textuales de Wilde. Me parecía que el creador de ese alucinante personaje ‘Ziggy Stardust’, un ser llegado de otro planeta, que se convierte en estrella de rocanrol. Un personaje andrógino, mitad hombre/mujer, maquillado hasta el extremo, con peinados largos y trinchudos que, en los inicios de los 70, se adelantaron a los raros peinados nuevos ochenteros.

Siempre estuvo un paso adelante a todo. La canción ‘Ziggy Stardust’ de 1972 es futurista. Uno la escucha y hay tanto vanguardismo en la letra y en ese punteo de guitarra, en esa voz aguda del inicio, que parece que estás escuchando a Guns N’ Roses, pero no, es David Bowie o David Jones (su nombre verdadero). Me parecía un personaje de Goethe, ‘Fausto’, que hizo un pacto con el diablo. Por eso me quedé congelado en pleno verano caliente por el Fenómeno de El Niño, al enterarme de su muerte. No lo podía creer. Fue un secreto mejor guardado, porque ‘Dios’, como muchos fanáticos lo llamaban, no podía agonizar, no podía ser sometido a una quimioterapia.

En 1969 sorprendió al mundo. Ese año, el primer hombre llegó a la Luna. Un visionario David Bowie decide lanzar su entrañable single ‘Space Oddity’, una canción donde el músico con su guitarra acústica empieza a contar la historia del ‘Major Tom’, un astronauta que está solo en el espacio. La torre de control en tierra le da instrucciones. Que tome sus píldoras, que se acomode el casco. Tom responde que ve la Tierra de color azul, informa que sale sentado en una pequeña lata a dar vueltas alrededor de la Luna. Antes que se corte la comunicación, le pide a la torre de control que le diga a su esposa que la ama, luego se pierde la comunicación y se queda solo en el espacio. Irremediablemente perdido. ‘¿Puede oírme Major Tom, puede oírme Major Tom?’, claman desde la Tierra, sin obtener respuesta.

Luego al acústico se une un celestial saxo. Una pieza maravillosa. En plena época punk, el maestro lanzó un homenaje a las bandas radicales como The Clash o los Sex Pistols, y les dedicó el clásico tema ‘Héroes’. ‘Yo, yo seré rey/Y tú, tú serás reina/Aunque nada les ahuyentará/podemos seremos héroes, solo por un día’. En los 80 entra por la puerta grande ‘Ashes to ashes’, un tremendo tema llega al número uno. Pero en 1983 daría su golpe más sensacional sin perder un ápice de creatividad. Vuelve a transformarse. El hombre que llegó de Marte, el andrógino mutó a un tipo elegante, un dandy con terno y corbata, para deslumbrar y capturar a todo tipo de público con su LP ‘Let’s dance’.

Himnos ochenteros como ‘China girl’, ‘Let’s dance’ y el clásico de clásicos, el entrañable ‘Modern love’ (‘Dios y el hombre/sin religiones/Dios y el hombre, sin confesiones/Dios y el hombre, no creen en el amor moderno’). ¡Apanado a quien no bailó alguna vez esta canción! En en esas épocas maravillosas y contradictorias, pues afuera del tono, los coches bomba de Sendero Luminoso desataban el terror. Me quedé corto. Su etapa como actor de cine también es notable. ‘Merry Christman, Mr. Lawrence’ y ‘El ansia’ son algunas películas donde se puede ver la otra cara del extraordinario artista.

Se fue a los 69 años, mientras acababa de sacar un disco ‘Blackstar’ y planeaba editar otro. Sus cenizas descansan en Nueva York. O tal vez se convirtió en una estrella luminosa. Apago el televisor.

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