Este Búho rinde, en el ‘Día de la canción criolla’, un merecido homenaje a una leyenda viviente de la música peruana, que está delicado de salud, el inmenso . Una de las personalidades artísticas más admiradas y controvertidas. También un mujeriego impenitente. Fueron célebres sus romances con cantantes de la talla de Cecilia Bracamonte, su esposa y madre de su hija, a quien le dedicó esa ‘joyita’ que inmortalizara la recordada Lucha Reyes: ‘Regresa’. O la escultural guarachera de los 60, la carismática y admirada Lina Panchano, voz e imagen de la ‘Sonora Macedo’ y madre de su hijo, Marco Polo. Pero no solo se casó con famosas cantantes, el compositor las amaba a todas, como ‘La reina de ébano’, la morocha ‘Zulu’. Y uno de sus más célebres romances, cuando ya pasaba los 50, con una miss Miss Tanga, Susy Díaz, madre de su hija Florcita. En total, tiene siete hijos con diferentes mujeres, pero esa vida sentimental exagerada, escondía al extraordinario compositor que es, el hombre que sin haber estudiado música y -según él mismo- nunca haber leído una novela, escribió un puñado de las más hermosas canciones de la música peruana. Nació en Puquio, Ayacucho, porque su padre, teniente del Ejército, y su esposa, la chiclayana Flor, llegaron por el trabajo del militar. Vio la luz un 25 de febrero de 1932. Un año después se trasladaron al tradicional barrio criollo del Rímac, cerquita de la bella Alameda de los Descalzos. Los familiares y amigos de su padre eran artistas y en casa se congregaban para armar grandes jaranas criollas. Ingresó a la Policía, donde estuvo diez años, y salió con el grado de capitán.

Comienza su prolífica carrera como compositor con los ‘Troveros criollos’, en la voz del entrañable ‘Carreta’ Jorge Pérez. Años después empieza a componer para ‘Los morochucos’, y cosecha sus mayores éxitos a nivel nacional e internacional. Su tema ‘Cuando llora mi guitarra’ traspasó fronteras. “Esa canción la hice con Óscar Avilés, es un tema en homenaje a mi madre fallecida”: ‘Cansado de llamarte/con mi alma destrozada/comprendo que no vienes/porque no quiere Dios/Y al ver que inútilmente, te envío mis palabras/llorando mi guitarra, te deja oír su voz/Llora guitarra porque eres mi voz de dolor/grita su nombre de nuevo si no te escuchó...’. Pero el maestro era un hombre inquieto. A inicios de los 70, un terrible crimen sacudió al país. Uno de los hombres más ricos del Perú, Luis Banchero Rossi, fue asesinado la noche de Año Nuevo y su secretaria, una bellísima joven llamada Eugenia Sessarego, fue encarcelada y recluida en el penal de mujeres. El compositor, con el corazón flechado, la iba a visitar todos los domingos: ‘Es cierto, la iba a visitar y esperaba que ella salga de la capilla de la prisión para la hora de las visitas’. De allí salió ‘Cada domingo a las doce’: ‘Cada domingo a las doce saldré a la ventana, para esperarte como antes después de la misa/y en la esquina solitaria voy a ver mi alma, que espera tus pasos, buscando mis brazos/y sin tu sonrisa, se irá el sol de la mañana/te llorarán las campanas, cada domingo a las doce después, después de la misa...’. La vida del compositor era un torbellino. Su matrimonio con Cecilia Bracamonte acabó muy mal. “En la bajada de Los Baños de Barranco, comencé a escribir ‘Regresa’”. ‘Pero regresa, para llenar el vacío que dejaste al irte, regresa/regresa, aunque sea para despedirte, no dejes que muera, sin decirte adiós/Te estoy... buscandooo’. Podríamos seguir repasando diamantes como ‘Cariño malo’, ‘De puerta en puerta’, ‘Esta es mi tierra’ y no paramos. En su última etapa, en la cúspide, con el Zambo Cavero y Óscar Avilés, le regalaron al país verdaderos himnos que han trascendido en el tiempo: ‘Y se llama Perú’ y ‘Contigo Perú’. A los 84 años de edad está mal de salud, pero seguro celebrará a su manera este día. ¡Fuerza, maestro! Apago el televisor.

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