Este Búho piensa que un periodista, para lograr algo, debe tener un poco de suerte. Me levanté en la madrugada medio zombie para leer noticias frescas de periódicos europeos, cuando veo en un diario catalán el anuncio de que iban a pasar en un canal cultural, el documental de una periodista italiana, Silvia Bizio, que se estrenó en el Festival de Venecia el 2015, pero que fue desconocido por estos lares. Ingresé a YouTube y ¡allí estaba el documental titulado en inglés ‘You Never Had It (Nunca la has tenido) - Una noche con ’. La historia de cómo llegó a editarse este revelador documental sobre el mítico escritor maldito, nacido en Alemania en 1920, es de novela y tuvo mucho que ver el azar. La italiana lo entrevistó y filmó una noche de 1981, el escritor murió en 1994, pero el documental recién salió a la luz en el 2015. Es decir, demoró ¡¡35 años!! ¿Por qué tanto tiempo? La propia Silvia lo cuenta sin rubor. ‘Cuando recién empezaba mi carrera viajé a Estados Unidos como corresponsal para un medio italiano en Los Ángeles. Era el año 1981 y quise entrevistar a Charles Bukowski. Tenía miedo, pero fuimos a buscarlo a California, al condado de San Pedro, un sitio precioso cerca al mar donde el ‘viejo’ escritor vivía muy tranquilo con Linda Lee Beighle, una rubia guapa muchísimo menor. Resulta que le caí bien a ambos y esa noche de enero conversamos y bebimos de todo’. Allí, el viejo indecente ríe, toma, fuma y habla pestes de sus colegas escritores.

-¿Es verdad que Sartre quiso conocerlo?-. ‘Eso me dijeron, pero de todos modos dije que no. Demasiado sofisticado para mi culo. No me gusta conversar con otros escritores. Es como tomar agua en la bañera. No hay nada que decir, solo cosas por hacer. Los escritores son abominables. No me gustan ni cómo se visten ni su tono de voz. Solo hablan de sonetos y del taller que dictarán en Nueva York. Les quitas la máquina de escribir y no son nada’. Y se da el lujo de recomendar a los escritores que están en su bobo: ‘Céline, Dostoievski, D.H. Lawrence y John Fante es todo lo que se necesita’. Sorprendentemente, ‘Hank’ filosofa con la italianita: ‘La raza humana no es gran cosa. Hay una línea en uno de mis poemas que dice: ‘Humanidad. Nunca la has tenido (you never had it) desde el principio’. Después de cuatro botellas de vino tinto, el autor de ‘Escritos de un viejo indecente’ parece quebrarse y vomita recuerdos nefastos: ‘Mi infancia fue absolutamente siniestra. ¿Te han pegado alguna vez con una faja para afilar cuchillos? Tres veces a la semana de los seis a los once años. Fue una gran experiencia literaria. Esa faja me enseñó algo: a mecanografiar. Cuando te golpean tanto durante tanto tiempo, desarrollas la tendencia a decir en realidad lo que quieres decir’. Luego de largos años de escribir en las madrugadas y trabajar en las mañanas de cartero, un editor, John Martin, le propuso que dejara su empleo y le daría 100 dólares semanales de por vida si publicaba toda su producción en su editorial Black Sparrow Press. ‘El sexo está sobrevalorado. No es tan importante para mí’, dice sorpresivamente a la cámara. ‘Que haya tenido mucho de eso no significa que se trate de algo fundamental. Descubrí que no tiene tanta importancia y te trae más problemas que placer’. Luego, el escritor, Silvia y la cámara se mueven por otros ambientes de la casa. -¿Es aquí donde escribes?-. ‘Sí, aquí es donde jodo mi alma’. Y de allí caminan hacia el balcón: ‘De aquí podré saltar cuando ya no pueda escribir. Ahora mismo, quizá’. Pero ese cuerpo macerado en alcohol viviría increíblemente trece años más y solo se lo llevaría una leucemia. Cuando le preguntaron a Bizio por qué demoró tantos años en sacar a la luz este valiosísimo material, respondió: ‘La verdad es que yo había olvidado que tenía esas cintas guardadas. Fue el dueño de una galería en Bolonia (Italia) que estaba exponiendo una muestra fotográfica de Bukowski, quien me preguntó si tenía algún material, pues sabía que fui su amiga. Cuando revolví mi garaje, encontré una caja con este tesoro’. Bukowski ya no está entre nosotros, pero el ‘viejo indecente’, que se burlaba del hipócrita y falaz ‘sueño americano’, escribió un contundente poema del que les brindo un fragmento: ‘Hay suficiente traición y odio, violencia, necedad en el ser humano corriente como para abastecer cualquier ejército o cualquier jornada. / Y los mejores asesinos son aquellos que predican en su contra. Y los que mejor odian son aquellos que predican amor. / Y los que mejor luchan en la guerra son -al final- aquellos que predican paz (...)’. ¿Para Trump, escuché por ahí? Apago el televisor.

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