El presidente Martín Vizcarra brindó una conferencia de prensa para informar sobre su decisión de pedir pleno extraordinario para remover a todo el CNM. (DIfusión)
El presidente Martín Vizcarra brindó una conferencia de prensa para informar sobre su decisión de pedir pleno extraordinario para remover a todo el CNM. (DIfusión)

Este advierte la grave crisis política que se nos viene, luego que la mayoría del Congreso haga caso omiso al clamor popular y al pedido del propio presidente Martín Vizcarra, quien al estallar el escándalo involucrados en los audios del escándalo, según facultades que le atribuye la Constitución. Aquí, una historia que parece sacada de un filme de Martin Scorsese o Alan Pakula.

LA FISCAL QUE SUPO GUARDAR UN SECRETO: En agosto del año pasado, la valiente fiscal del Callao, Rocío Sánchez, recibió un pedido del equipo de la Dirección de Criminalística de la Policía, el ya legendario ‘Grupo Constelación’, que le solicitó que pidiera permiso al juez para interceptar el teléfono de ‘El negro Javi’, un socio del temible ‘Caracol’, quien captaba ‘burriers’ para llevar droga a España, con la finalidad de descubrir el brazo legal que operaba con narcos y sicarios. Allí se descubre que este hampón se contactaba con un exjuez y abogado de narcos y entonces van surgiendo nombres de autoridades que eran compradas por la delincuencia. Hay voces que no se identifican, un tal ‘Walter’, otro ‘NN’, pero hablaban de cosas mayores. Promoción de fiscales pagados, cobros por ayudar a delincuentes prófugos. Tremenda sorpresa se llevaron cuando descubrieron que ‘Walter’ era ¡¡Walter Ríos, presidente de la Corte Superior del Callao!! La fiscal pudo derivar el caso a una Fiscalía Anticorrupción, pero decidió continuar llevando una investigación paralela de forma ultrasecreta. Con las conversaciones de Ríos se logró identificar al ‘NN’, que resultó siendo el juez César Hinostroza, hombre fuerte en el Poder Judicial, quien precisamente es contactado por Antonio ‘Toñito’ Camayo, de Iza Motors, para reunirse con ‘la señora K, la de la fuerza número uno’. A medida que recopilaban más audios, aparecían más nombres ya identificados. Pero toda esta secreta transcripción de audios se pudo venir abajo, cuando la policía escuchó de boca del juez Walter Ríos pedir ‘diez verdecitos’ por conseguir que nombren a un fiscal en Tacna, ‘es como garantía, si no sale, lo devuelvo’. Esas palabras no podían ocultarse y alguien, emocionado por tamaño descubrimiento, se lo contó a otro y de allí llegó a los oídos de los jueces involucrados.

LA MAFIA CONTRAATACA: Al enterarse que habían grabado a un juez superior, los investigados creían que la cosa venía de la Fiscalía de Lima. En el Callao, ellos pensaban que tenían ‘mil ojos y mil oídos’. Sin embargo, sospechaban del juez Cerapio Roque Huamancóndor, y no se equivocaban. Lo mandaron a seguir y se dieron cuenta que se reunía en secreto con una fiscal o con personas que no parecían abogados o fiscales, sino policías. Intentaron atarantarlo, lo invitaron a almorzar opíparos cebiches y parihuelas para jalarle la lengua, pero el magistrado era una tumba y los mandaba al desvío. Solo el juez tenía en su poder las grabaciones que le entregó la fiscal Rocío Sánchez. En enero ya se había bautizado, en la interna policial, a esta presunta organización delictiva como ‘Los cuellos blancos del puerto’. Estos actuaron con rapidez. Como tenían poder, lograron que desde ‘arriba’ promovieran a Roque Huamancóndor a otra sala. Era un aparente ascenso, pero lo que querían era obligarlo a entregar el expediente de las escuchas. El valiente juez jugaba su partido solo, contra tremendos ‘tiburones’. Desesperado, se dio maña para pedir diez días de vacaciones para ganar tiempo y no entregar las transcripciones. Y mediante un intermediario, le mandó a decir al fiscal de la Nación, Pablo Sánchez, sobre aquella sospechosa promoción. Cuando la ‘mafia’ logra tener los expedientes, la policía sabía que ya lo habían fotocopiado y se proponían empezar una campaña de demolición del trabajo de la fiscal Rocío Sánchez y, por sus contactos en el CNM, iban a iniciar las remociones, traslados, destituciones. Habían sido seis meses de arduo trabajo. La ‘mafia’ se confió en su poder y pensaba que era imposible que algo salga a la luz. Se creían intocables. Estaban tan confiados, que César Hinostroza se preocupaba más en irse al Mundial con su esposa, reclamando la ‘ayuda’ del presidente de la Federación Peruana de Fútbol, Edwin Oviedo. Fue en esos momentos desesperados para la fiscal Sánchez, el juez Roque Huamancóndor y los implacables policías del ‘Grupo Constelación’, que alguien, con acceso a los audios, decidió que antes que los capos de la corrupción se salieran con la suya y destruyan toda la investigación, era mejor entregarlos a la prensa independiente. Y así estalló la bomba. Apago el televisor.

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