Este nació de noche, pero no anoche, por eso creo que las garras del ‘Lagarto’ Martín Vizcarra continúan incrustadas en las instituciones públicas. Es sospechoso que Sobre Vizcarra pesan graves acusaciones de corrupción desde su época de gobernador regional de Moquegua, como haber recibido millonarias coimas para favorecer licitaciones durante su gestión.

Pero, sin duda, su paso por Palacio de Gobierno terminó por coronarlo como uno de los políticos más sórdidos y nefastos de la historia peruana. Motivos sobran para considerarlo así. Una reciente entrevista a su secretaria personal, Karem Roca, da luces sobre las oscuras y raras obstinaciones del ‘Lagarto’, como iniciar sus días de presidente con asesorías del ‘gelatinoso’ ‘Richard Swing’, ¡a quien le prometió el Ministerio de Cultura! Increíble. “(Richard Swing) No le decía presidente, le decía Martín. Sus asesorías empezaban a las 5:30 o 6 de la mañana”, contó Roca al periodista Carlos Paredes, autor de ‘El perfil del Lagarto’.

Otro de sus asesores más importantes fue el vidente de ‘Chollywood’, el popular Hayimi. “Iba una vez al mes. Siempre que iba, coordinaba con el señor (Vizcarra) por teléfono. Una vez vino con unas espadas y dijo que tenía que hacerle una limpia al señor. Hayimi entró al despacho, se quedó un par de horas con el señor. Sé que el señor le daba un sobre”, contó Roca.

Paredes también describe en su libro ese vínculo íntimo entre el ‘Lagarto’ y el brujo: “Hayimi no tenía como herramientas a la sociología, la psicología de masas o la comunicación política; lo suyo eran las ciencias ocultas. Era el guía que intentaba satisfacer una de las obsesiones de Vizcarra: la futurología o, en lenguaje común, adelantarse a la jugada”.

Este columnista estuvo en las calles y vi con mis ojazos cómo los hospitales colapsaban, cómo las calles se llenaban de comerciantes informales y cómo los pequeños negocios cerraban. Los bonos no llegaban a tiempo ni a todos. El oxígeno se convirtió en un elemento imposible de conseguir, cuando debió ser siempre elemental, básico y de libre acceso a todos los peruanos. Pero eso no sucedió ni sucede. Ahora podemos entender por qué ocurrió esto. Durante toda la crisis sanitaria generada por el maldito virus, el ‘Lagarto’ no escuchó a su premier, ni a su ministro de Economía, ni a los de Salud, ni a nadie profesionalmente preparado, sino recurrió al inefable ‘Richard Swing’ y al hombre que le hacía limpias con su espada. A ellos les consultaba qué decisiones tomar sobre los problemas que agobiaban y arrinconaban al abismo a nuestro país. Ahora vemos las consecuencias.

Martín Vizcarra es un político lleno de sorpresas. Pero de malas sorpresas. Cuando uno cree que ya no se le puede encontrar más escándalos, aparecen nuevas ‘perlitas’. Hasta hace poco se descubrió que, junto a su esposa y su hermano, se vacunó contra el coronavirus a escondidas, mientras miles de peruanos morían por falta de una cama de cuidados intensivos. Muchos especularon que cerró trato con los ensayos del laboratorio Sinopharm con la condición de que se les favoreciera con dosis de la vacuna. Solo las investigaciones confirmarán si esto es cierto. Lo escalofriante fue el cinismo con que se excusó diciendo que se ofreció como voluntario.

Hoy, después de negarlo incontables veces, busca un escaño en el Congreso, lo que significaría un blindaje para evadir a la justicia. Si el sistema judicial en este país no fuera una institución piltrafa, ahora mismo el ‘Lagarto’ debería estar tras las rejas, arrepintiéndose de cada mal acto que decantó en miles de personas muertas y el derrumbe de nuestra economía. Entonces, ni los consejos de ‘Richard Swing’, ni la espada de Hayimi podrían salvarlo.

Apago el televisor.

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