Este Búho continúa releyendo libros clásicos para soportar la maldita pandemia. Encontré entre varios libros a uno de mis escritores favoritos, (Nueva Jersey 1923-Nueva York 2007) y su más aclamada novela: ‘Los desnudos y los muertos’, publicada en 1948. Está basada en sus experiencias en la armada norteamericana durante la Segunda Guerra Mundial, donde combatió en el frente asiático en unas islas al sur del Pacífico y en Filipinas.

Un joven Mailer estuvo entre las tropas que ocuparon Japón después de su derrota. Tres años después del día de la victoria aliada, apareció su libro e impactó a la crítica. ¿Cómo podía escribir un joven de 26 años tamaña obra maestra? La novela fue catalogada como ‘la mejor obra de guerra del siglo’.

Una patrulla se interna en misión de reconocimiento por terrenos desconocidos, con trampas y campos minados por los japoneses. En esa situación límite, los protagonistas se cuestionan si es verdad todo el rollo del patriotismo y si sobreviven los ideales norteamericanos. Pero dentro de todo también hay espacio para la diversión y pensar en cosas más mundanas como el sexo.

Después del tremendo novelón, viajó a Hollywood para escribir guiones. Fruto de esa experiencia publicó la notable ‘El parque de los ciervos’ (1955), pero la crítica no le fue favorable porque la valla de ‘Los desnudos...’ era muy alta. Regresó a Nueva York para meterse de lleno al periodismo, fundando el legendario semanario ‘The Village Voice’ donde, en 1956, publicó ‘El negro blanco’, un demoledor ensayo sobre su particular punto de vista del racismo, que terminaba con una virulenta exaltación a la violencia.

El novelista se iba transformando también en un activista político. En los sesenta apoya la candidatura demócrata de Kennedy y se opone a la guerra de Vietnam, participando en multitudinarias marchas que le acarrearon algunos días de detención. Norman fue una figura provocadora, subversiva en esos convulsionados años cincuenta y sesenta, en la lucha por los Derechos Civiles. Notables fueron sus trabajos de campo, siempre como protagonista, en las Convenciones Demócratas y sobre la marcha pacifista al Pentágono, que dio fruto al sorprendente libro ‘Los ejércitos de la noche’ (1967) que le valió su primer Premio Pulitzer.

Según el aclamado poeta estadounidense Robert Lowell, ‘Mailer era el mejor periodista de América’. Provocador, buscapleitos profesional, se enfrentó a muerte con ‘pesos pesados’ de la literatura norteamericana como Truman Capote, a quien lo unió una relación de amor y odio. Lo consideraba ‘el escritor perfecto de su generación’, pero repudiaba su personalidad ‘afeminada’. ‘La masculinidad no es algo que te es dado, sino algo que consigues, ganando con honor pequeñas batallas’, sostenía.

Su odio hacia Tom Wolf, el llamado ‘padre del nuevo periodismo’, fue tal que, al morir Norman, Wolf declaró: ‘Lamento no haber sido más mezquino con Mailer’. Famoso como Capote al salir en los ‘talk shows’ a dar batallas contra sus colegas, retó a una pelea de boxeo al novelista William Stayron (‘La decisión de Sophie’) por haber insultado supuestamente a su esposa.

Agredió en público a Gore Vidal (‘Lincoln’) por compararlo con el asesino Charles Manson. Mujeriego empedernido y enemigo de los métodos anticonceptivos, se casó seis veces y tuvo nueve hijos. Con su segunda mujer, la hija de peruano Adele Morales, tuvo un altercado que lo marcaría de por vida. En 1960, en una fiesta pro fondos para su frustrada candidatura a la alcaldía de Nueva York, ebrio y drogado, apuñaló a su esposa con un cortaplumas.

Detenido, fue liberado porque Morales no presentó cargos. Aunque años después ella se vengaría publicando ‘La última fiesta’ (1997), donde relata algunos de los calvarios de su vida con el escritor. ‘A las que vinieron después les fue mejor que a mí’, confesó. Cuando muchos pensaban que Norman estaba acabado a finales de los setenta, publicó una nueva obra maestra, ‘La canción del verdugo’ (1979), que le valió su segundo Pulitzer.

Basada en la vida del convicto Gary Gilmore, la novela fue escrita como un gran reportaje de investigación al estilo de Truman Capote en ‘A sangre fría’. Gilmore había pedido públicamente que se le aplicase la pena de muerte por haber cometido dos crímenes en Utah. ‘Prefiero morir a la angustiosa espera en el corredor de la muerte’. Norman Mailer fue un maestro. Junto a Truman Capote elevaron el reportaje periodístico a la categoría de arte literario. ‘Escribir te destroza el cuerpo. Te sientas en la silla hora tras hora y sudas tinta para sacar unas cuantas palabras’, escribió. Apago el televisor.

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