Este no deja sorprenderse de nuestra realidad. En Perú, las ‘peperas’ son un peligro social. Ellas en bares prodigan caricias falsas a parroquianos ebrios e incautos, e introducen solapadamente somníferos para drogarlos, dormirlos y llevárselos para quitarles dinero, celulares y tarjetas de crédito, convirtiéndose así en personajes peligrosísimos en la noche limeña. Pero en muchos casos, estas féminas terminan ya no como ladronas, sino como asesinas, pues se ‘les pasa la mano’ con infortunados clientes.

Mientras aquí ellas se pudren en la cárcel y a ningún periodista se le ocurriría buscarlas en Santa Mónica ‘para hacerles algún reportaje’, en Estados Unidos sucedió todo lo contrario. Allí, la historia de un grupo de estas delincuentes en Nueva York fue publicado en una revista y se convirtió en un boom periodístico, al punto que fue comprado por Hollywood y se filmó una película protagonizada por Jennifer Lopez: ‘Estafadoras de Wall Street’, que actualmente está en cartelera en nuestras salas.

Para este columnista hay más historias sobre la trama de esta película. La ‘oficial’ es la que da vida al filme de Lorene Scafaria. Esta aguerrida directora se basó en un reportaje de la periodista Jessica Pressler, quien publicó en el The New York Magazine, en diciembre del 2015, el informe ‘The Hustlers at Scores’ (que juega con el significado de ‘scores’, como conquistas sexuales de estas ‘lolitas’, y por el nombre del local, ‘Scores’).

A partir de allí, nada sería igual para los libidinosos y mañosones millonarios, ejecutivos, corredores de bolsa y banqueros de Wall Street. La entrada del artículo lo decía todo: “Esta es la historia de una Robin Hood Moderna: unas jóvenes y deseadas striptiseras que robaban a banqueros, corredores, millonarios de Wall Street drogándolos ‘para sustraerles dinero de sus tarjetas de crédito’”.

Su ‘barreta’ era que algunas de ellas habían perdido todo en la traumática crisis bursátil de la Bolsa de Nueva York en el 2008. Cierta o no esta justificación -particularmente creo que ellas robaron a culpables e inocentes por igual y nunca fueron ningunas ‘justicieras’-, la historia de Pressler fue tan ‘jugosa’ y demoledora para el público norteamericano porque presentaba el testimonio de desnudistas y bailarinas del tubo, y una de ellas era hija de inmigrantes coreanos, Roselyn Keo (‘Destiny’ en el filme, con Constance Wu en el rol) y la otra era Samantha Barbash (Jennifer Lopez, francamente impresionante en ese papel, bajo el nombre de ‘Ramona’).

La cinta nos muestra eso, chicas ‘dándoles su merecido’ (sic), drogándolos y quitándoles el dinero a elegantes ejecutivos, pero la ‘otra historia’ es cómo en realidad fue descubierta esta banda de ‘peperas’, a quienes un implacable juez neoyorquino igual condenó, sin interesarle un bledo si ellas se convirtieron en criminales porque perdieron su casa o sus ahorritos en la ‘caída’ de la Bolsa de Wall Street.

En la vida real, a este grupo de forajidas les cayó la noche por la denuncia de un reputado cardiólogo, el Dr. Zyad Younan de Manhattan, quien fue demandado por ‘Scores’, el night club más exclusivo de la zona rica de Chelsea, por no pagar una cuenta de 130 mil dólares en consumos, ¡mismo ‘Cholo’ Toledo en el ‘Melody’! Fue allí donde el respetable diario The New York Times tomó el caso, cuando un juez no solo le dio la razón al Dr. Younan y su versión de ‘que lo habían pepeado’ -un término que se uso por primera vez en la exclusiva ‘Corte Suprema de Manhattan’-, sino que abrió un proceso criminal a cinco personas, acusándolas de integrar una banda organizada de falsificación, conspiración, robo y asalto por apropiarse de más de 300 mil dólares en pocos meses, a costa de acaudalados clientes que caían en su garras.

Todas eran mujeres, bailarinas de striptease y del ‘tubo’, que, acorraladas, se declararon culpables. Cuando la periodista de la revista de The New York Magazine las entrevistó, ya cada una empezó a jugar su propio juego. Los productores pensaron que este tema era perfecto para que lo dirigiera el gran Martin Scorsese, especialista en ‘vivencias de Nueva York’, y así se lo propusieron JLo, productora general, pero Marty en ese momento estaba enfrascado en su filme ‘The Irishman’. Igual, de la mano de Lorene Scafaria, ‘Estafadoras de Wall Street’ cuenta un episodio donde, aunque sea alguna vez, los peces chicos se comen a los grandes.

Apago el televisor.

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