Contrataba a los mejores reguetoneros de moda, ofrecía whisky etiqueta azul y siempre invitaba a mujeres hermosas, modelos y anfitrionas.
Contrataba a los mejores reguetoneros de moda, ofrecía whisky etiqueta azul y siempre invitaba a mujeres hermosas, modelos y anfitrionas.

Este Búho se sorprende de que el Poder Judicial haya ordenado otorgarle libertad con restricciones al ‘Tony Montana peruano’, Gerald Oropeza, luego que la Sala de Apelaciones le suspendiera la pena de seis años por la que purgaba condena.

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Sus abogados solicitaron la suspensión porque habría cumplido su condena al encontrarse preso desde el año 2015, cuando fue capturado en el exclusivo balneario ecuatoriano de Salinas, y sus últimos días los pasó en el gélido penal de Yanamayo, Puno, allí donde los cóndores usan chalina. Pese a ello, especialistas en Derecho Penal sostuvieron que si bien Gerald cumplió su pena, mientras se le investigaba por el delito de narcotráfico, no podía ser liberado, pues tiene otro proceso judicial pendiente por lavado de activos,

Antes de aquel setiembre de 2015, año de su captura, la vida de ‘Tony’ podía haber sido digna de una película de un director de la talla de Brian De Palma, quien dirigiera ‘Caracortada’ (1983), por su vida alocada y de despilfarro como el protagonista del filme, ‘Tony Montana’. Gerald también se caracterizaba por organizar bacanales en su fastuosa mansión de La Molina. Sus fiestas eran un desbande total.

Contrataba a los mejores reguetoneros de moda, ofrecía whisky etiqueta azul y siempre invitaba a mujeres hermosas, modelos, anfitrionas, bailarinas voluptuosas, dispuestas a todo a cambio de ‘regalitos’. Hacía gala de su armamento y esas celebraciones podían durar días. Todas esas orgías eran grabadas, fotografiadas y colgadas en las redes. Ciertamente, antes de saltar a la luz pública llevaba una vida de impune despilfarro.

Además de las juergas, era aficionado a los más lujosos autos de carreras. En sus cocheras tenía un Seat León, un Audi TT, un Porsche 911, un Ferrari F12 Berlinetta, un Audi R8. Valorizados todos en más un millón de dólares. También tenía como hobby realizar viajes al extranjero con frecuencia y llevaba a una legión de bellas jovencitas. Su registro migratorio entre 2013 y 2015 reveló que entraba y salía del país de manera constante. Sus destinos favoritos eran México, Cuba, República Dominicana, Estados Unidos, Colombia, Argentina, Panamá, El Salvador, Chile, Italia y España.

Su vida dio un vuelco trágico precisamente después de vacacionar en Cancún, cuando sufrió un violento atentado dinamitero que lo haría protagonista de las páginas policiales durante meses. Sucedió en el distrito de San Miguel, cuando regresaba del aeropuerto con sus amigos y amigas. Entonces, su Porsche Cayenne fue atacado con 40 disparos de fusiles AKM y dos granadas de guerra. Oropeza y sus cuatro acompañantes, entre los que se encontraba Olenka Cuba, hoy pareja del cumbiambero Leonard León, sobrevivieron al ataque.

Al huir de la escena, el autodenominado ‘Tony Montana’ cometió un error del que se arrepentirá toda su vida: olvidó su celular en la camioneta. Su amigo Patrick Zapata Coletti, que venía en un taxi detrás, regresó al lugar del siniestro para buscar desesperadamente el smartphone comprometedor. Pero lo detuvo la Policía que encontró el artefacto. Al hallar este objeto, los sabuesos de la Policía encontraron fotos, videos y conversaciones que vinculaban a Oropeza con un capo de la mafia italiana, Salvatore Zazo, conocido en el bajo mundo como ‘Zazá’. Allí, ‘Zazá’ le decía ‘Grande capo Tony Montana’, ‘Grande uomo’.

Tantos halagos no eran gratuitos. Según la Fiscalía, Oropeza coordinaba envíos de droga de Perú a Italia a través del puerto del Callao. Hablaban en códigos que la Policía entendía claramente. Entonces se le acusó de ser cabecilla de una organización que se encargaba de ‘preñar’ con cocaína containers que zarpaban del primer puerto hacia Europa. Por ese motivo habría sufrido el ataque, pues otra mafia reclamaba exclusividad para esos delitos, la de Gerson Gálvez, alias ‘Caracol’.

Para el Ministerio Público, la fortuna de Gerald Oropeza no provenía de su empresa de limpieza Sergero SAC, que le había heredado su padre, sino de esos negocios truculentos. La espiral de violencia que rodeaba a Oropeza cobró otra víctima: Patrick Zapata Coletti cometió un acto imperdonable para la mafia. A pocos días del atentado acudió a la Policía acompañado de su madre y su abogado a dar su manifestación que duró varias horas.

Días después, en abril del 2015, a la salida de una discoteca de Los Olivos con dos amigas, Zapata fue secuestrado y llevado a un basural de la huaca El Paraíso, donde fue torturado y ultimado de trece balazos. Un colaborador eficaz declaró que entre sus asesinos estuvo el sicario Jhairol Torres Cáceres, quien grabó la ejecución para cobrar los 12 mil soles que pagaron por la vida de Zapata Coletti.

Hoy, Gerald Oropeza parece haber recuperado nuevos bríos, pues sus abogados buscan recuperar sus autos y propiedades que fueron incautadas. Las amiguitas que antes lo acompañaban en sus fiestas y sus viajes se hicieron humo y muchas lo desconocen. En una última entrevista se le vio demacrado, muy distinto a ese Gerald que posaba en gimnasios con sus autos o su pistola. Muchos se preguntan si acaso no le conviene seguir en la fría prisión, en donde al menos está a salvo, que en la calle, donde su cabeza puede tener un precio. Apago el televisor.

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