Susana Villarán acudirá hoy a una audiencia para evaluar el pedido de 36 meses de prisión preventiva. (Foto: Andina)
Susana Villarán acudirá hoy a una audiencia para evaluar el pedido de 36 meses de prisión preventiva. (Foto: Andina)

Este Búho escribió sobre las evidentes responsabilidades de Susana Villarán con la corrupción de Odebrecht cuando estuvo al frente del municipio limeño al afrontar su campaña del ‘No’ a la Revocatoria, cuando algunos analistas siempre rigurosos se amarraban las manos y le daban el beneficio del oscuro velo de la duda. Ahora que ya se conoció lo peor, por confesión de ella misma, es momento para saber no solo cómo se produce este vía crucis de un personaje en verdad ‘sui generis’ para la política peruana, sino además quién es en realidad la ‘Tía regia’.

FAMILIA DE ALCURNIA: Susana del Carmen Villarán de la Puente nació el 16 de agosto de 1949 en una casona de la entonces residencial zona de Santa Beatriz. Hija de Fernando Villarán Duany y Josefina de la Puente y Lavalle. Sus orígenes se remontan a los del Partido Civil con José Pardo y Lavalle. Al fallecer su abuela, les dejó una casona en Miraflores. Estudió la primaria en lo que hoy es el colegio ‘Franco Peruano’, y la secundaria en el ‘Sagrado Corazón Chalet’ de Chorrillos.

SIEMPRE CON LA IZQUIERDA: Estudió Educación en Lima, pero decide viajar a Chile a seguir la carrera de Sociología entre 1969 y 1973. Allí consolida sus inclinaciones izquierdistas con el trágico gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende. Con el golpe de Pinochet, ese mismo año regresa de prisa al país y conoce a Manuel Piqueras, un joven estudiante de Sociología de la Universidad Católica, militante de Vanguardia Revolucionaria que aglutinaba a jóvenes originarios de sectores acomodados, como Javier Diez Canseco, Manuel Dammert o Santiago Pedraglio.

Se casó con Piqueras y se van a hacer ‘trabajo social’ a Cajamarca, con el obispo de entonces José Dammert. Su hija -trágicamente fallecida- reveló en una entrevista que sus padres creían en la ‘Teología de la liberación’ del cura Gustavo Gutiérrez. ‘Él decía que para entender y ayudar a los pobres debes vivir como ellos’. De regreso a Lima, pese a que podía habitar la gran casona familiar de Miraflores, Susana se fue a vivir a los extramuros de Lima, Caja de Agua, en San Juan de Lurigancho, adonde llevaron a su primogénita Soledad. Eran militantes del Partido Comunista Revolucionario de Manuel Dammert, donde Piqueras era el máximo dirigente regional.

LLEGÓ A LA ALCALDÍA DE SUERTE: Su prestigio en la izquierda, como una personalidad íntegra y honesta le valió ser postulada a la presidencia del país, en las elecciones del 2006, por ‘Concertación Descentralista’. Esa imagen de mujer con manos limpias le permitió aglutinar a la izquierda en torno suyo en las elecciones municipales del 2010. Su candidatura inscrita entre gallos y medianoche, por los líos de cupos entre los movimientos Nueva Izquierda, Tierra y Libertad y Lima para Todos, hizo que su lista tuviera escasa intención de voto, frente a los favoritos Alex Kouri y Lourdes Flores.

Sin embargo, la ‘tacha’ del Jurado a la candidatura de Kouri, y la campaña demoledora de Jaime Bayly a la candidatura de Lourdes, con el tema de los ‘potoaudios’, catapultó a Susana al primer lugar de las preferencias, pese a que su plan de gobierno municipal era, según los especialistas, totalmente improvisado. Aunque Lourdes Flores la apabulló en el debate final, ella ganó las elecciones.

EL LADO OSCURO: Con esta ‘hoja de vida’ de consecuencia y desprendimiento personal por sus ideales, en favor de los más necesitados, es difícil explicarse en qué momento, mismo Darth Vader, de la ‘Guerra de las Galaxias’, la ‘Tía regia’ se pasó ‘al lado oscuro de la fuerza’. Ahora está sindicada como la cabeza de una organización mafiosa que se sirvió de su cargo como alcaldesa para obtener millones de dólares no solo con el objetivo de beneficiarse perpetuándose en el poder, sino porque con las coimas y acuerdos con las constructoras corruptas se firmaron contratos con peajes leoninos que perjudicaban terriblemente a humildes choferes, enriquecían a las constructoras mafiosas y dejaban sin fondos a la comuna. Eso, señora Villarán, así pida perdón de rodillas, es imperdonable. Apago el televisor.

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