Este Búho no se dejó llevar por lo que en un momento parecía ser lo evidente. El espeluznante asesinato del editor televisivo no tenía como móvil el robo. Tanta crueldad y ensañamiento solo podían ser fruto de un tipo con pasiones malsanas y retorcidas, dignas de un protagonista de algún filme de David Lynch o David Cronenberg. Repasemos este lamentable y terrible caso como una película. Empezamos por los protagonistas.

‘WILLY’ ZAMORA: ‘El descuartizador de Breña’, a sus 27 años, era el típico vividor. No le atraen las mujeres. Cuando el jefe de su tío, el empresario Aldo Cáceda, en ese entonces de 65 años, llegó a su Trujillo natal, perdió la cabeza por el joven. El ‘viejo’ se relamió los labios. Desde ese momento se consumó una relación, que José José se rehusaría convertir en canción: ‘Sesenta y cinco y veinte’. Desde ese inicial encuentro nunca más se iban a separar. El anciano se lo llevó a Lima, le puso departamento, carro, estudios, viajes al extranjero. Pero ‘Willy’ es un tipo ambicioso, frío y calculador, experto en el ‘arte’ de seducir a hombres maduros. 

Era infiel a su otoñal amante con todos aquellos ‘tíos incautos’ a los que ‘contactaba’ en páginas para gays. Cínicamente confesó a los policías que su ‘gancho’ es ‘ser versátil’. Un joven complaciente, dispuesto a proporcionar cualquier tipo de placer que requieran sus amantes de turno. Los ‘tigres’ de Homicidios no creen que él solo haya descuartizado a José Yactayo con una sierra manual, un cuchillo y un martillo. Y menos aún se tragan que iba a pasear por medio Lima, viajar al Norte Chico, a un lugar casi inaccesible, para quemar el cuerpo si él nunca había transitado por esa zona de Andahuasi. Es un completo psicópata, según el psiquiatra Carlos Bromley, para quien el salvaje descuartizamiento responde a ‘una actitud frustrante de incompatibilidad y problemas’. De acuerdo al psiquiatra, ‘Willy’ quería aniquilarlo, desaparecerlo. Lo cierto es que los policías están seguros que está encubriendo a alguien y miente.

‘EL VIEJO’: Aldo Cáceda, de setenta años, es considerado ‘el tercer hombre’ en esta escabrosa historia. Este empresario estuvo casado alguna vez con una mujer y se ignora en qué momento de su vida decidió que le gustaban más los jovencitos, al punto de ‘secuestrar’ a ‘Willy’ de su familia trujillana con el cuento de ser ‘el protector’. Perdió la cabeza. Vivía entre Miami, donde tenía negocios y ciudadanía americana, pero viajaba constantemente al país para ‘vigilar’ y engreír a ‘Willy’. Lo sospechoso es que las llamadas a Lima a su ‘protegido’ se realizaron un día antes y un día después de la noche en que habría sido asesinado el editor. Los detectives se preguntan: ¿Aldo Cáceda habría ordenado a su ‘chibolo’ que elimine a José Yactayo en un arranque de celos? Lo único cierto es que el abogado de Aldo recibió, al día siguiente de consumarse el homicidio, la llamada del descuartizador, y siguieron en contacto los días posteriores, hasta que el ‘viejo’ Aldo le mandó un pasaje para Panamá, donde se encontrarían luego. Se debe llegar hasta el fondo del asunto.

JOSÉ YACTAYO: El talentoso y exitoso editor televisivo fue, lamentablemente, la víctima. Un profesional muy querido por sus amigos y colegas, quien cometió un grave error. ‘Se sumergió -nos aseguró un detective- en un mundo peligroso, clandestino, que siempre está al alcance de personas que buscan ‘encuentros’ con personas del mismo sexo’. Antes eran llamadas telefónicas, avisos clasificados en los diarios, pero hoy son las redes sociales. Craso error. En las redes hay de todo. Muchas cosas buenas, pero también lo peor de una sociedad ‘moderna’ que muestra lo más oscuro, sórdido y retorcido de algunos seres humanos. Podredumbre y decadencia. Allí José Yactayo se encontró con un psicópata con cara de ‘yo no fui’. Dio un paso equivocado y, seguramente, el triste desenlace servirá para que la gente piense mucho antes de ingresar a esos sitios. Nadie merece morir de esa manera tan cruel. Solo Dios puede calmar el dolor de su pobre madre. Apago el televisor.

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