Este Búho escribía ayer sobre la Navidad de mi niñez. Esos años maravillosos, a pesar de que vivíamos un gobierno militar izquierdista, que se parece a este de Pedro Castillo, que llegó al punto de pretender ‘matar’ a Papá Noel para poner en su lugar al Niño Manuelito, que no pegó. El popular Tío Johnny, conductor de un programa infantil líder, se atrevió a cantar en su programa el clásico tema de Bing Crosby y Frank Sinatra ‘Santa Claus is coming to town’ (‘Papá Noel viene a la ciudad’). Los militares lo amenazaron, pero tiempo después lo censuraron cuando a un concursante gordito le hizo una broma fatal: “Oye, estás bien gordito. ¿No serás hijo de militar?”. Ahí lo despidieron en una. Así son los izquierdistas de obtusos e intolerantes.

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No es casual que Vladimir Cerrón diga que el presidente Castillo ‘no tiene a los medios de comunicación’. Bajo la lógica de este marxista, los medios deben servir como propagandistas del gobierno. El propio Castillo también vocifera en plazas que ‘no les voy a dar plata’. Y hay algunos incautos que se creen este cuento. Señores, los medios independientes no viven de la plata del gobierno. Trome, por ejemplo, es exitoso porque es el diario más leído del país y no necesita nada del Estado. Analizo la situación y no puedo dejar de acordarme de un tema del grupo Virus que cantaba ‘el destino es circular, que gira y gira en el mismo lugar’. Eso quiere decir que las cosas se repiten.

Los comunistas odian la Navidad. En los años setenta el general Velasco prohibió a Papá Noel y trató de imponer al Niño Manuelito, y en el 2021 el ministro de Salud, Hernando Cevallos, impone un toque de queda que no va a servir de nada. ¿Por qué implantarlo en Navidad? Esta es una reunión íntima y se espera las doce con júbilo porque para los católicos nació el niño Dios. Ahí vienen los abrazos, los buenos deseos y no se arma ninguna rumba. Solo se abren los regalos, se reza, se cena y conversa.

LOS PERUANOS NO PASAREMOS UNA FELIZ NAVIDAD

Para Vladimir Cerrón y Guido Bellido, la ‘Navidad es un engendro del imperialismo’. Pero valgan verdades, no dan muchas ganas de celebrar como antes estas fechas. La pandemia ha enlutado miles de hogares en el país. En más de 200 mil casas faltará al menos un miembro de la familia por culpa del diabólico coronavirus. En términos económicos vivimos un total desgobierno. El pavo a 23 soles el kilo y hasta el pollito está caro. Todo por culpa de esta incertidumbre en la que nos tiene sumidos el Gobierno y, coincidentemente, sube también el dólar. En miles de hogares el jefe de familia se quedó sin trabajo. Más de 14 mil millones de dólares han salido del Perú por temor a que los embarguen. Castillo no da confianza. Si el propio Gobierno es el que parece alentar los ataques a los campamentos mineros. Increíble, si la minería es el rubro que genera más divisas para el país. No será una feliz Navidad la que pasaremos los peruanos en este final del 2021. Sigue la corrupción, ya no de presidentes gringos o criollos con los sinvergüenzas de Odebrecht, sino que presuntamente la inmoralidad ahora viene del hombre del sombrero. Solo los niños son felices en esta fechas. Hay que dejarlos jugar. Son los adultos, los que trabajan honradamente y sudan para llevar el pan a su casa, vestir y educar a sus hijos, quienes van a orar para que el niño Dios haga el milagro de acabar con esta pesadilla. Hay que exorcizar a los ‘satanases’ que ‘cutrean’ en los ministerios y Petroperú, que encierren a esa ‘Salomé’ de las lobistas que se paseaba muy oronda por Palacio, por la ‘casa de Breña’, para hacer presuntos negocios sucios que lesionan al país y manchan la investidura presidencial. Y también rezar para que esa maldición llamada ómicron no nos agarre desprevenidos. Pese a todo, feliz Navidad, queridos lectores, por estar siempre ahí. Apago el televisor.

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