Este siente una inmensa nostalgia al recordar que ayer se cumplieron 33 años de la muerte del entrañable rockero argentino Miguel Abuelo. Del mítico cantante se han ido conociendo situaciones inéditas de su vida que, sin duda, marcaron su camino. Nació de una madre soltera que padecía de tuberculosis y la mujer era tan humilde que tuvo que internar al pequeño en un albergue, ya que no podía mantenerlo. Años más tarde sería adoptado. También que de adolescente fue boxeador y tenía fuerte pegada en el ring, tal como lo demostró años después al conectarle un potente ‘jab’ de derecha al propio Charly García, con quien paraba discutiendo. Ingreso al túnel del tiempo.

Los años maravillosos. El grupo ‘Los Abuelos de la Nada’, entre 1981 y 1985, editó discos memorables con ‘hits’ imperecederos como ‘No te enamores del marinero bengalí’, ‘Himno de mi corazón’, ‘Lunes por la madrugada’, ‘Zig zag’, ‘En la cama o en el suelo’, cantados por Miguel Abuelo, y ‘Sin gamulán’, ‘Así es el calor’, ‘Costumbres argentinas’ y la archisonada ‘Mil horas’, interpretados por Calamaro. Lo que muchos no saben es que llegaron a Lima invitados para la Teletón de 1985. Ese año, ‘Mil horas ' y ‘Así es el calor’ eran las canciones que más sonaban en las radios. Recuerdo que ese día asistí a un concierto del trío GIT y Miki Gonzales en la Universidad de Lima con mi ‘pata’ Roberto del Águila, porque había un ‘run run’ de que ‘Los Abuelos’ se iban a presentar de ‘sorpresa’. Pero no pasó nada. A la semana asistí a un concierto de Miki en la Alianza Francesa de Lima y este dice: ‘Voy a invitar al escenario a tocar a un amigo muy querido’. ¡¡Era Daniel ‘Chalamán’ Melingo!! El saxofonista de ‘Los Abuelos’.

Los argentinos harían su último disco en vivo, ‘Los Abuelos en el Ópera’, el que abrían con la ya legendaria versión de ‘Lunes por la madrugada’. Con mi mancha sanmarquina cantábamos esa canción en el bar universitario ‘El sillón de las pulgas’, frente a la Ciudad Universitaria, porque nos quedábamos toda la madrugada en esos sofás viejos, ya que había toque de queda y no podíamos regresar a nuestras casas.

En 1987 se presentaban los nuevos ‘Abuelos de la Nada’ en el Amauta, junto a otra banda de moda, Miguel Mateos y ‘Zas’. Para esa época ya trabajaba como periodista y me movía como pez en el agua. Esa noche tenía sentimientos encontrados. Miguel Abuelo había recompuesto su banda con Kubero Díaz y Juan del Barrio, y el joven ‘Chocolate’ Fogo reemplazaba a Calamaro en voz. Solo Polo Corbella se mantenía fiel a Miguel. Mientras que en ‘Zas’ el nuevo ‘jale’ era el de ‘Cachorro’ López en el bajo. Burlando los cordones de seguridad, me escabullí y me encontré con el camerino de los ‘Zas’, justo cuando a ‘Cachorro’ le estaban aplicando esos estrambóticos maquillajes de la época. “‘Cachorro’, le pregunté, ¿es verdad lo que dijo Miguel Abuelo en la conferencia, que se separaron por divergencias musicales?’”. El gran músico se rio. ‘Che, negro, la verdad es que nos separamos por problemas de guita, de plata, como dicen ustedes’. Cuando la seguridad me obligaba a volver a la tribuna de prensa, pensé que los músicos, al final de todo, eran de carne y hueso.

Apago el televisor.


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