Ministerio Público presentó acusación fiscal contra el ex presidente Ollanta Humala. (Foto: GEC)
Ollanta Humala

Este Búho cree que el pedido del fiscal Germán Juárez Atoche, de 20 años de carcelería para el expresidente Ollanta Humala y de 26 con seis meses para su esposa Nadine Heredia, no solo ha caído como un mazazo a la llamada ‘pareja presidencial’, sino a todos los expresidentes, políticos, exfuncionarios públicos, gobernadores, alcaldes comprometidos en investigaciones de la red de corrupción de Odebrecht.

Este columnista particularmente siguió las campañas electorales del 2006 y 2011, donde, precisamente, Ollanta y Nadine habrían recibido aportes de dinero ilícito provenientes de Venezuela de Hugo Chávez y de Odebrecht de Brasil. En aquel 2006 seguía ‘in situ’ las campañas de Lourdes Flores, Ollanta Humala y Alan García.

No puedo negar que en algún mitin nacionalista me llegué a encontrar con gente de la embajada venezolana, ‘comisarios’ chavistas más que del cuerpo diplomático, y estos fungían de ‘asesores’ del comandante y Nadine. Sobre todo una gordita salerosa. En parte sustancial de esos mil quinientos folios de la acusación fiscal, se lee que un testigo, dirigente nacionalista protegido, declara que Nadine y un acompañante retiraron de la embajada de Venezuela dos maletas llenas de billetes de cien dólares.

Eran las épocas del ‘polito rojo’ y el jean de la joven pareja. Su campaña fue espectacular y en los departamentos más pobres del país, como en la sierra sur, arrasaron. Lograron el primer lugar y de haber quedado segunda Lourdes Flores, en vez de Alan García, Ollanta hubiera llegado a la presidencia aquel 2006 y de repente otra hubiera sido su historia.

Una mañana, a finales de ese 2006, Humala me convocó a una reunión en su local partidario. Quería hablar con los periodistas de distintos medios, saber por qué había perdido una elección que la tenía en las manos: ‘Por culpa de ustedes, los medios, perdí. ¿Qué hice mal?’, me dijo. La entrevista, pactada para cinco minutos, se prolongó más de una hora de animada charla. Luego se escuchó la voz de ella ¡¡Ollanta, ya!!, que significó una cara de pánico del militar en retiro. ‘Gracias, fue una gran charla, tengo cosas que hacer’.

Era como si a un niño, una madre le interrumpe el juego con sus amigos para que vaya a estudiar. Así se llevó Nadine al excandidato.

2010 ‘LA ALEGRÍA (Y LOS VERDES) SON BRASILEÑOS’: En ese año de campaña electoral volví a subir a los aviones para seguir a los candidatos favoritos. Castañeda se estaba desinflando por permanecer mudo. Toledo, que tomó la punta sorpresivamente, se aburguesó y prefirió hacer campaña solo en Lima, y cayó. Mientras Keiko, PPK y Ollanta, desesperadamente, recorrían el Perú en busca de votos provincianos, pues Lima era plaza fija de PPK y Castañeda.

En Trujillo me encontré con la pareja nacionalista. Después del multitudinario mitin ‘naranja’ de la noche anterior, el realizado en la gigantesca plaza de armas trujillana parecía uno de esos puñados de gente escuchando a un cómico ambulante o charlatán de la ‘Plaza San Martín’. Habían cambiado su polo rojo por el blanco. Después me fui en la camioneta de la pareja, supuestamente a otro mitin en un pueblo cercano, donde los esperaban, pero allí vi otra vez el don de mando de Nadine: ‘Vamos al canal de televisión local, nos van a entrevistar’. Ollanta protestó, pero se impuso la autoridad de la delegada nacionalista. Y, efectivamente, lo entrevistaron, mientras afuera una delegación de los nacionalistas del pueblo al que ignoraron, protestaba contra sus líderes a las afueras de la estación televisiva.

Fue una campaña franciscana, pero reforzada por el apoyo de Mario Vargas Llosa y la izquierda peruana, que impidió con todo el triunfo de Keiko Fujimori. ¿Y los tres millones de dólares que le dio Odebrecht? Según la declaración oficial de Barata al fiscal Juárez Atoche, “unos setecientos mil se pagaron en Brasil a Luis Favre y Valdemir Garreta, los publicistas de su campaña.

Luego Nadine Heredia lo llamó y le dijo: ‘Ya no pague más en Brasil, necesito esa plata acá, en Perú’. Ella averiguó cuando le pagaban a Favre y Garreta (publicistas) y dijo que ya no le den nada y se lo den a ella. Y a partir de allí le pagamos el dinero a ella, por lo menos dos millones de dólares. Uno de esos pagos se dio en el departamento de Ollanta, en Miraflores, un departamento chiquito, por la avenida Armendáriz”.

Según ese testimonio, Nadine recibió esa plata en cuatro o cinco armadas, en maletines de trescientos mil dólares y parte de ese dinero se habría utilizado para la compra de inmuebles, incluidos los cinco que la policía le incautó en Surco, La Victoria, La Molina y Lurín. El resto, el estallido del escándalo Lava Jato en Perú ya es historia conocida. Cierro el círculo, otra vez, con la misma frase de Nadine: ‘¿Era tan difícil caminar derecho?’. Apago el televisor. 

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