Este ve el panorama político más movido que el prófugo Alejandro Toledo, cuando lo sacaron borrachazo de un restaurante de la Alameda Las Pulgas, en California. Por eso abro mis ojazos y analizo la coyuntura en estos clásicos ‘pastillazos’ que les gustan a mis lectores.

LA MUERTE RONDA A BECERRIL. Este columnista es fanático de las series de política llevada a los mas alucinantes extremos, como Juego de Tronos, House of Cardas, Borgen o El lado Oeste de la Casa Blanca. En eso pensaba, salvando abismales distancias, cuando veía y escuchaba al congresista Héctor Becerril que anunciaba cariacontecido la muerte, o mejor dicho el asesinato de su asesor Igor García, culpando de antemano ‘a la inseguridad ciudadana’ para luego ahondar en el tema, hasta perderse en un relato sobre un supuesto asalto que sufrió, no se sabe si hace tres semanas o tres meses, porque su versión dista mucho de la que brindó su escolta policial. Pero eso no es todo. La muerte violenta de su asesor también es un misterio. Vamos por partes. 1.- Becerril dijo en conferencia que el cuerpo de García estaba ‘golpeado’, ‘amoratado en la entrepierna’. Pero un alto mando de la policía de Huaycán dijo a Perú 21 que la víctima no presentaba moretones. Lo más extraño es que el congresista al hablar con la prensa se calló un dato importantísimo. Que días antes había dispuesto el despido de García y solo trabajaba hasta el lunes, mientras todavía lo buscaban desesperadamente. Cinco años había trabajado con el congresista. Sin embargo, el martes, conocida la muerte de su empleado y al preguntársele por el motivo de su despido, dijo que no lo despidió sino lo cambió a la categoría de auxiliar. Pero no hay ningún documento en el Congreso donde Becerril informe de ese cambio de categoría. Y si fuera cierto, ¿por qué le dio un cargo inferior al anterior? ¿Lo estaba castigando? ¿Por qué motivo? Extraño, muy extraño. 2.- Pero lo más intrigante, por decir lo menos, es que la esposa del fallecido asesor aseguró que su marido tenía problemas con su jefe en el despacho. Y circuló otra versión más extraña: que García y el congresista habrían sido socios en una empresa. Este primer capítulo ha dejado intrigado a todo el país, pero esto no es ficción sino la cruda realidad y la policía seguramente desentrañará este halo de misterio que rodea al controvertido congresista.

QUE CAIGAN LOS CULPABLES. La actuación de las autoridades implicadas directa o indirectamente en la tragedia del siniestrado bus, en un corralón gigante, cercano al antiguo terminal de Fiori -lugar al que el Ministerio de Transportes y Comunicaciones le había dado autorización para que funcione como Terminal Terrestre- me hace recordar la clásica obra teatral de Lope de Vega ‘Fuente Ovejuna’, pero al revés. En la obra, todo un pueblo mata a un comendador abusivo y luego, cuando los interrogan a punta de torturas para arrancarles el nombre del culpable, todos responden ¡fue Fuente Ovejuna! como se llamaba el pueblo. Todos se echaban la culpa. Aquí es al revés, nadie acepta su culpa y todos se tiran la pelota. El ministro de Tranportes y Comunicaciones, Edmer Trujillo, le echa la culpa al alcalde de San Martín de Porres, y este al ministro. Y en el colmo, esta comedia de equivocaciones y cobardes ‘echadas de grasa’ deja a los familiares no solo devastados sino también indignados, pues nadie se hace responsable de la muerte de sus infortunados seres queridos. Y para empeorar la cosa, el presidente Vizcarra, en vez de guardar prudente silencio y ordenar una exhaustiva investigación de un ente ajeno a su ministro Trujillo porque su portafolio está embarrado, lanzó una infortunada frase: ‘todos somos culpables’. O sea, ¿los muertos también? Por favor, aquí hay responsables directos. El ministro mintió al país al decir que el Ministerio no había otorgado el permiso a la empresa para operar en ese local como terminal y era ‘informal’. Pero dos días después apareció un documento donde autoriza desde julio del año pasado el funcionamiento como terminal. Que el alcalde de San Martín tampoco se quiera limpiar asegurando que ‘el local no tenía licencia municipal porque se la retiramos el 22 de marzo pasado’. Entonces, ¿por qué dejaron que siguiera funcionando hasta el día de la tragedia? Si hubieran clausurado ese local y cerrado con candado no se hubiese producido tamaña desgracia. Aquí hay responsabilidad política clara del ministro Edmer Trujillo y debería renunciar. El alcalde y los dueños de la empresa también son directamente responsables y deberán afrontar acciones penales y civiles que seguramente interpondrán, con todo derecho, los deudos.

Apago el televisor.

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