Este Búho se sorprende con la cantidad de gente que ayer fue a los malls. Pero tengo que hacer una distinción. En mi recorrido, en los centros comerciales del Cono Norte había gran afluencia de público. En Miraflores e incluso en Surquillo, Larco Mar y el Open Plaza de Angamos mostraron un público tibio. Lo que sí se pudo advertir es que las prendas de vestir estaban a precios totalmente asequibles. Claro, en teoría la ‘cuarentena continúa’. No hay eventos sociales, fiestas, reuniones, hasta las misas están prohibidas. Pese a ello, muchos compraban ropa. Pero no todos los peruanos salen compulsivamente a los centros comerciales a comprar o a ‘pasear’ irresponsablemente.

Hay un buen número que respeta -con razón- al maldito coronavirus y prefiere respetar también el ‘aislamiento social’. Son esos ciudadanos responsables quienes me piden: ‘Búho, recomiéndanos más series que nos ayuden a soportar la cuarentena’. Y como siempre, me debo a mis lectores.

OZARK (Netflix, 2017): Una serie con un argumento alucinante. Martin Byrde (Jason Bateman) es un analista financiero que tiene una próspera oficina en Chicago junto a su socio. Pero no le toma atención a su trabajo. Mientras una pareja le explica que quiere invertir una gran cantidad de dinero, él está viendo de reojo un video porno, y su blonda esposa y madre de sus dos hijos está engañándolo con un amigo en su propia cama. El socio advierte la desconcentración de Martin en el trabajo y, para animarlo, lo lleva a un edificio de lujo donde compra una nueva oficina a un precio exorbitante. Martin regresa a su casa y en el auto sigue viendo ese video de la vil traición de su mujer. Sin embargo, calla y en la cena comprueba que solo su esposa puede lidiar con una hija adolescente rebelde y un infante travieso y adicto a los videojuegos. En su hogar parece ser un cero a la izquierda.

A medianoche su socio lo llama urgente para encontrarse en un lugar. Llega y en la puerta hay matones. Adentro: su socio, la novia de este, un empleado con su anciano padre están de rodillas y amarrados. El sanguinario narcotraficante ‘Camino Del Río’ (Esai Morales), de quien su oficina ‘lavaba’ varios millones de dólares sucios, los acusa de robarle. Los mata uno a uno y, cuando le toca el turno a Martin, este ruega por su vida y le promete que lavará ocho millones de dólares del mexicano en un balneario de un lago de Missouri, llamado Ozark, del que nadie oyó hablar. La esposa infiel, Wendy (notable Laura Linney), no está dispuesta a desaparecer con un marido que no ama y planea con su amante ‘chapar’ el dinero que el esposo necesitaba para saldar la deuda.

En respuesta, el latino asesina al amante lanzándolo de un edificio de más de cincuenta pisos delante de la infiel. A ella no le queda otra que acompañar a su marido a Ozark, con sus dos hijos y dos maletas con ¡¡ocho millones de dólares!! que Martin debe ‘lavar’. Pero cuando llegan a su destino se dan cuenta de que Ozark no es Saint Tropez. Ozark nos muestra descarnadamente hasta dónde pueden llegar la avaricia, la obsesión por el dinero, las familias disfuncionales exentas de valores, lo despiadada que puede ser una esposa y los nulos límites que puede alcanzar un hombre para salvar no su pellejo sino, guiado por el amor, a sus hijos. No cuento más. Una serie ideal para olvidar por unas horas la terrible pandemia que recorre nuestras calles. Apago el televisor.


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