Este comprueba que ningún lugar de la ciudad, así sean las zonas más residenciales donde están enclavados exclusivos edificios con inmensos departamentos dúplex y triplex, de precios que bordean el millón de dólares, está libre de que avezados ladrones puedan ingresar y robar un asombroso botín. Como el robo millonario perpetrado por una banda de delincuentes a dos lujosos departamentos en pleno corazón de San Isidro, en la zona frente a El Golf, una de las más caras de Lima.

Fue un ‘golpe perfecto’ que ha dejado perplejos a la policía y a los propios dueños. Los inmuebles asaltados fueron un triplex ubicado en los pisos diez, once y doce del moderno edificio, y un dúplex de los pisos ocho y nueve, propiedad de una familia suiza. Pero el botín principal lo obtuvieron del triplex, vivienda de un empresario peruano.

Allí los dueños tenían una espectacular colección de relojes de alta gama Rolex. ‘Uno de esos relojes -reveló el representante legal de los agraviados- valía 100 mil dolares’. En total, de las vitrinas imantadas electrónicamente, de esas que no se pueden abrir a menos que se emplee una fuerza de 400 kilos, se llevaron 117 relojes cuyo precio en el mercado es de 1.4 millones de dólares. Y del ‘depa’ de los suizos se llevaron joyas valorizadas en 200 mil dólares.

VACACIONES DE TERROR: El abogado de las víctimas, Giovanni Galli, esbozó una teoría: ‘Este edificio no solo tiene porteros y vigilantes las 24 horas del día, sino que el ingreso a los departamentos es directo y los propietarios manejan códigos especiales. Los ladrones no ingresaron por la puerta del edificio’. Y responsabilizó a la empresa que construye un tremendo edificio pegado al de los agraviados. ‘Los ladrones han tenido que tener información de quienes trabajan en esa construcción. Sabían que ambas familias habían viajado fuera de Lima por fiestas de fin de año. Hemos visto huellas de pisadas con cemento blanco que van del piso 10 al balcón del piso ocho. Los ladrones han ingresado primero al triplex, subiendo por el edificio en construcción y han bajado luego al piso ocho por el balcón, sustrajeron las joyas y han huido por el mismo edificio vecino. Lo sospechoso es que no hay cámaras en esa edificación y la única que hay apunta a otro lado. Pedimos que se clausure temporalmente esta obra porque no ofrece ningún tipo de garantías’, detallo. Según los peritos, el robo se habría cometido la noche del viernes y la madrugada del sábado.

REAPARECEN ‘LOS ELEGANTES’: Un curtido periodista de policiales recordó que a inicios de 1980, una banda de asaltantes mantuvo aterrorizados a los propietarios de residencias en Monterrico, Miraflores y San Isidro. Los policías de investigaciones los apodaron ‘Los Elegantes’ porque perpetraban sus atracos a residencias bien vestidos con terno, llegaban en autos de lujo y portaban maletines James Bond. “Estos malhechores tocaban el timbre o intercomunicador de las residencias y se hacían pasar por vendedores de seguros o de electrodomésticos de última generación. Tenían un verbo florido y así engañaban a la empleada del hogar o a la dueña y, ni bien les abrían la puerta, ingresaban violentamente y reducían a todos. ‘Trabajaban’ en la mañana, cerca del mediodía, cuando el jefe de familia estaba en el trabajo. Perpetraron muchos atracos y su especialidad eran las cajas fuertes donde se guardaban dinero y joyas. Luego se hacían humo. Pero cometieron un error -rememora el ‘tigre’ de policiales- asaltaron la residencia del sobrino del presidente Fernando Belaúnde y mantuvieron secuestradas por algunas horas a su esposa y las empleadas del hogar. El primer mandatario emplazó al ministro del Interior y este al jefe de la PIP. La agraviada relató a los ‘sabuesos’ de Robos que los ladrones se portaron ‘educadamente’ y hasta tenían ‘buena pinta’. Gracias a su información, se hicieron dos identikits que resultaron ser de los delincuentes chalacos Fernando Valera Calvo (‘La Gringa’) y Fernando Perochena (‘Loco Perochena’). Ambos habían dado un útimo golpe, en la residencia de un capitán de Navío de la Marina y disfrutaban del botín en los bares del Callao, donde fueron capturados. Ahora parece ser que nuevas bandas han puesto en la mira a los edificios de departamentos de lujo, haciendo de Lima una ciudad más peligrosa aún, donde ni en su propio domicilio uno puede sentirse seguro.

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