El Búho: Vengadores anónimos

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Los especialistas en temas de seguridad aconsejan colocar en ese sector a un policía en retiro que sea operativo y conozca de Inteligencia, pero pedirle un ministro capaz a Pedro Castillo es como pedirle peras al olmo, pues al chotano no le da el cerebro y solo piensa en su proyecto de asamblea constituyente. Este columnista vio entre ese huaico de noticias policiales una que me estremeció. A un escolar de quince años, en la misma puerta de su colegio, le dispararon por resistirse al robo de su celular. De los balazos que le dispararon uno le destrozó la mandíbula y el proyectil se alojó en una zona delicada. Toda esa escena de violencia extrema se vio por las cámaras de seguridad. Sus padres consternados contaban que el muchacho defendió su celular porque los profesores le mandaban allí las clases virtuales.

EL BÚHO RECUERDA PELÍCULA ‘EL VENGADOR ANÓNIMO’

Pero en las calles de Lima ya se están dando reacciones espontáneas de los pobladores y se han producido capturas por los vecinos afectados de delincuentes ‘in fraganti’ y han sido masacrados y sus vehículos motorizados quemados. Es una reacción natural al sentir que la autoridad no llega para defenderlos. Esas son las palabras: impotencia y rabia lo que sienten esos vecinos. Me hicieron recordar una de las más emblemáticas películas sobre personas que asumen como reto personal su lucha contra la criminalidad al margen de la ley: ‘El vengador anónimo’ (1974), dirigida por Michael Winner y lanzó al estrellato al actor Charles Bronson.

De rostro duro y pétreo, Bronson, de origen lituano, batió récord de taquilla en una saga que se extendió a cinco películas. La primera fue la mejor y más controversial. Allí interpretaba a Paul Kersey, un arquitecto neoyorquino de éxito casado con Joanna (Hope Lange) y con una hija jovencita, Carol (Kathleen Tolan). La muchacha se va al supermercado, donde tres desadaptados están molestando a los clientes. La chica encarga a la cajera que sus compras se las lleven por delivery y le da su dirección. Los malandros se enteran de la misma y en la noche irrumpen en el departamento.

En la violenta incursión violan a la joven y matan a golpes a su mamá. Kersey, devastado, no puede entender cómo la policía no detiene a los agresores. Cuando regresa a la ciudad recibe otro golpe mortal, se entera de que su hija entró en estado de coma. Esa noche Paul Kersey se convirtió en ‘El justiciero’ o ‘El vigilante nocturno’. Recorre en las madrugadas la violenta ciudad y se dedica a asesinar a los malandrines que pululan en ella. Dispara a matar y deja la ciudad regada de cadáveres.

Pero, curiosamente, los noticieros destacan sus ‘hazañas’ y los ciudadanos lo apoyan a pesar de que el jefe de Policía, Frank Ochoa (Vincent Gardenia), sospecha que el apacible Kersey es el asesino nocturno. Eso es en la ficción de Hollywood. Acá van a empezar a aparecer ‘justicieros anónimos’ para defender a la población, ya que el Estado no cumple su función. Apago el televisor.

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