Este ve la situación política más movida que Rolando Reátegui en fiesta charapa... Así de movediza e impredecible está la situación política, tanto que ahora la convocante a un ‘cónclave magno’ es , la que antes se hacía de rogar y que ahora se encuentra literalmente con la soga al cuello. Las encuestas le han rebotado en la cara. Su táctica de ‘Kill Bill vengadora’ solo sirvió en la taquilla al filme de Quentin Tarantino, pero llevada a la política, solo le significó armar un cadalso para hacer rodar cabezas de ministros, dando la sensación de que solo quería obstruir el trabajo del Ejecutivo. Esa sensación la percibía en público otro líder fujimorista, su hermano Kenji Fujimori, coqueto con , con su esposa, algunos ministros ‘open mind’, inclusive desoyendo los consejos de su asesor Carlos ‘Kung Fu Panda’ Raffo. 

Las acciones del menor de los Fujimori hacen ver a su hermana y su entorno como vengativos, obstruccionistas e irresponsables. Al tener Keiko Fujimori predilección por trabajar bajo la sombra, utilizando sus ‘peones’ para encomendarles el trabajo sucio en el Congreso, como preparar leyes contra la libertad de prensa, termina por desnudarse como una política ‘tóxica’ para las relaciones de poder entre el oficialismo y la oposición. El importante bolsón popular del fujimorismo, según sondeos, ve a Alberto Fujimori como la víctima, a Kenji como el buen hijo y a Keiko como la hija mala que no quiere el indulto. Ante esta complicada situación, Keiko se lanza su propio salvavidas, proponiendo una reunión con PPK.

En el otro lado, el ‘convocado’ PPK canta en el inglés de Shakespeare un clásico de Marc Almond, ‘The Desperate Hours’ (‘Horas Desesperadas’). Este es un Gobierno con un primer ministro como Fernando Zavala que vive su día a día balbuceando ‘yo no fui’, ‘me chuponearon’, ‘no soy lobbista’. Este régimen no va a ningún lado. Mientras que mete inflador a ministras cuestionadas y que no suman, el premier, después de que el presidente habló de indultar a Fujimori, dice que eso no está en la agenda. Oigan, hasta en un programa cómico hay más seriedad. En ‘Risas y salsa’ mandaba ‘Guille’ y sus libretos se respetaban. 

El Gobierno se maneja como un chiste: unos ministros improvisan, meten su cuchara donde no deben, como la ministra de Educación, la controvertida Marilú Martens, quien se pone el buzo de premier y anuncia, deslenguada ella, que no van a haber cambios ministeriales, cuando la opinión pública, la mayoría de la población, critica a PPK por imitar a Gareca y resistirse a hacer cambios que están cantados. Urge un premier que gobierne y se ponga al timón y no le tiemblen las piernas al ver a la mayoría oficialista. Por ejemplo, en Educación se debe atender la ‘papa caliente’ de ese sector, que sufre por una huelga de profesores en el Cusco y que puede encender la pradera. 

Otra ministra que está solita echando gasolina a la hoguera es la de Salud, con una huelga nacional encima, pero ella está empeñada en desactivar la única institución de su ministerio que se maneja con profesionalismo y responsabilidad en los recursos que recibe: el INEN (Instituto de Enfermedades Neoplásicas). Esto y su quijotesca lucha contra las clínicas en los hospitales del Minsa, que permitían tener recursos propios y paliar los exiguos sueldos de los médicos, la han convertido en enemiga del gremio. Así llegarán PPK y Keiko Fujimori a esta reunión. El mandatario no quiere testigos en ese cónclave y rechazó la presencia de Luis Bedoya Reyes. Para este Búho, hay dos hipótesis de por qué PPK no quiere al ‘Tucán’. 

La más malévola es que nunca le perdonó que durante el golpe militar de Juan Velasco Alvarado, que persiguió a Pedro Pablo y lo obligó a escaparse en la maletera de un auto a Ecuador, Bedoya, a la sazón alcalde de Lima, se mostró demasiado complaciente con su vecino de Palacio de Gobierno. La hipótesis más benévola es que PPK quiere hablar con Keiko Fujimori ‘a calzón quitao’ y definitivamente allí se hablará del indulto. Keiko está jugando a dos cañones. Ya soltó a sus mastines al interior de Fuerza Popular, para que ‘amarren la lengua a Kenji’. Cosas de la política. Apago el televisor.

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