Este Búho tiene que hacer un necesario balance de la forma cómo el Perú está enfrentando la terrible pandemia. Nunca, ni en la más fantasiosa de las ficciones, los peruanos llegamos a pensar que podíamos terminar con la triste y vergonzosa realidad de ocupar el primer lugar de muertes por millón de habitantes, desplazando a Bélgica. ¿Cómo llegamos a esta situación?

El mandatario Martín Vizcarra había apostado por una cuarentena draconiana, la más rígida del mundo. Lo hizo, según él, porque iba a haber ‘un costo beneficio’. El costo era, en la práctica, la destrucción de la economía, dejar sin empleo a millones de peruanos y quebrar miles de empresas y negocios. Definitivamente, no solo se le puede tirar la pelota a la ‘informalidad’ del peruano de a pie, que no respetaba el aislamiento obligatorio, el toque de queda, la prohibición de reuniones sociales. El presidente, el premier Vicente Zeballos y el ministro de Salud, Víctor Zamora, en ese entonces, apostaron por la ‘mano dura’ del encierro de la población en vez de ponerle ‘mano dura al virus’, haciendo seguimiento de contagios cuando se detectaban casos tanto en pruebas rápidas como moleculares.

LOS BONOS, MERCADOS Y BRONCA CON LOS MÉDICOS: Increíblemente, la loable entrega de bonos a la población más vulnerable se convirtió en un foco de contagios por las aglomeraciones en las colas de los bancos. El nefasto ‘pico y placa por género’ entre hombres y mujeres solo contribuyó a congregar multitudes en los mercados. El economista Farid Matuk hizo un ‘mea culpa’, justificando la absurda medida sosteniendo que lo hicieron para ‘combartir el patriarcado’. Increíble lo que causó el ‘género’. Los ‘bonos’ no llegaron a los más necesitados, porque los padrones no estaban actualizados y hasta algunos exalcaldes y comerciantes recibieron ayuda económica sin necesitarla. Por otro lado, comenzaron a escasear el oxígeno y los respiradores mecánicos, como en Iquitos, donde hasta los médicos fueron infectados y necesitaban viajar de emergencia a Lima, pero el ministro de Salud se opuso a la medida sosteniendo que por ‘etica’ los médicos héroes no podían viajar. Para completar su postura nada empática con la gravísima situación, no coordinó con otros ministerios cómo implementar plantas de oxígeno en hospitales del país, si ya era inminente la escasez de oxígeno en varias regiones del país como Iquitos, Lima y Arequipa. En esta última región causó indignación que empresas privadas como la Southern y el Proyecto Cerro Verde hayan ofrecido plantas de oxígeno a Arequipa y Moquegua, y el premier Zeballos se hiciera de la vista gorda para no ‘chocar’ con los ‘antimineros’.

REACTIVA Y TE (DES)CUIDO PERU: Sería mezquino no valorar las acciones del Ejecutivo para no solo utilizar un millonario fondo público y socorrer a los más necesitados, sino también brindarles préstamos blandos a empresas con el fin de evitar quiebres y despidos, con el proyecto ‘Reactiva Perú’. También en julio se inició la ‘fase dos’ de la reactivación económica donde se dio ‘luz verde’ a distintos rubros comerciales e industriales, centros comerciales y conglomerados, transporte aéreo nacional y terrestre interprovincial. Aunado a ello, el gobierno implementó con ‘bombos y platillos’ el programa ‘Te Cuido Perú’, que consistía en focalizar zonas de posibles contagios. Una vez ubicados, aislar a esos hogares, monitorearlos, entregarles medicinas, alimentación diaria para que no salgan a contagiar a la calle. Sin embargo, la revista ‘Hildebrandt en su trece’, en un revelador reportaje, presentó testimonios de familias con Covid-19 que recibieron la primera visita y nunca más llegaron otra vez, ni les entregaron medicinas ni alimentos. En seis meses el Perú no ha podido salir de la crisis sanitaria. Mucho también tiene que ver la irresponsabilidad de un grueso sector de la población, al que el Estado le ha dado la espalda y ha crecido y sobrevivido entre la informalidad. No les importa seguir apelando a ella sin hacer caso a las imposiciones y reglas del Estado, se zurran en estas pese a que estamos en una gravísima emergencia sanitaria. En esta cronología, lamentablemente, el gobierno está perdiendo por goleada, pero no vemos ninguna actitud de autocrítica de parte del presidente. Más bien, todo parece ahora reducirse a la llegada de la ‘vacuna’, la nueva tabla de salvavidas del mandatario y, por supuesto, lo que le gusta más, las medidas restrictivas contra los descerebrados y delincuentes que asisten a las ‘fiestas Covid’. Medidas que serán seguramente tan inútiles como la prohibición de salir los domingos.

Apago el televisor.


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